Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

12 Jul, 2021

Energía: el primer paso fue escuchar

Los cambios ocurridos desde 2019 a la fecha en las reglas establecidas para la apertura del sector energético, que se suman a la parálisis de autorizaciones para el inicio de operaciones de un buen número de permisionarios y concesionarios, todos los días genera enojo, preocupación, falta de visibilidad de hacia dónde ajustar el camino y lastra la capacidad de crecimiento.

Por eso, el encuentro que tuvieron el jueves pasado Rocío Nahle, secretaria de Energía, y Mary Ng, ministra de Comercio Internacional de Canadá, quien llegó acompañada de una decena de empresarios de energía canadienses, cuyas inversiones rondan los 12 mil 900 millones de dólares, debe verse como un primer paso para un entendimiento mutuo. El encuentro fue calificado de positivo por la ministra, como también la representante comercial de EU, Katherine Tai, quien comentó: “estamos presentando nuestras inquietudes, explorando las avenidas para poder plantearlas”.

El compromiso de Nahle ha sido el que ha expresado el presidente López Obrador: “se respetarán contratos”, pero las inversiones van más allá de los contratos con Pemex o con CFE, pues se han hecho para ampliar y servir directamente al mercado y, en otros casos, para suministrar el servicio al mercado.

Tatiana Clouthier, la secretaria de Economía, acompañó a Ng en su visita a TC Energy, que representa en México Jeniffer Pierce, empresa que transporta, a través de la infraestructura construida con seis mil millones de dólares, 25% del gas natural que compra el país para la industria estatal y privada, la cual tiene detenidos proyectos y contratos. “Tenemos que resolver las preocupaciones que tiene la industria, subrayar la importancia de mantener un diálogo abierto para asegurar el fortalecimiento de la relación México-Canadá, asegurando que el T-MEC sea respetado”, dijo Mary Ng.

La relación energética es parte crítica del futuro de la relación dentro del T-MEC y el presidente López Obrador, no sólo de sus secretarias de Economía o Energía, es quien puede facilitar el entendimiento. Lo ha hecho en Minería (con todo y que Napoleón Gómez sigue dando pataletas en Cuscatlán) y lo ha hecho en el terreno laboral.

 

DE FONDOS A FONDO

#Seneam… La evaluación realizada por las autoridades aeronáuticas sobre el cumplimiento de la reglamentación sobre emisiones de ruido en actividades aeronáuticas identifica que, aun cuando los aviones de las tres principales aerolíneas cumplen con la regla OACI de origen, la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) está demandando una capacitación más prolongada a los pilotos para que mejoren el desempeño de las aeronaves durante el aterrizaje.

En realidad, el secretario Jorge Arganis —en ausencia de un proactivo y conocedor director del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México— podría conversar con la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum; la titular de Semarnat, María Luisa Albores, y el titular de la CAME, Víctor Hugo Páramo, y podría pedir asesoría en los aeropuertos de París, que tanto agradan a esta administración, para establecer un sistema de monitoreo de ruido.

El sistema no es costoso y permitiría identificar a las aeronaves (y por ende sancionar a la aerolínea que incumpla) que no cumplan con especificaciones de ruido ambiental en el aterrizaje, dado que el cambio del diseño del espacio aéreo es algo que llegó para quedarse, en lugar de estar culpando al Seneam, que encabeza Víctor Manuel Hernández, la instancia que no tiene atribuciones para monitorear ruido. Lo tendría que hacer el AICM, como lo hacen los principales aeropuertos del mundo, pero al señor TAR no le alcanza la planeación ni para mejorar el flujo de servicios y el acceso o salida en condiciones covid-19.

El establecer un sistema de Terminales Monitoreo de Ruido (TRM), como el que se instalan en aeropuertos ubicados en megaurbes, como el JF Kennedy, Heathrow, Barajas, Paris-Orly y Charles de Gaulle, permitiría obtener los informes acústicos para evaluar mensualmente el ruido que registran las aeronaves.

Estas terminales se instalan en el curso de los aviones sobre las manchas urbanas y de esta forma se analizan los factores que inciden en el aumento o disminución del ruido ocasionado por la actividad aeronáutica.

 

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