Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

29 Nov, 2021

FAA: ¡hasta no ver, no creer!

 

Como van las cosas, podría ser en junio del 2022 cuando el equipo de supervisión de la Federal Aviation Administration (FAA) regrese la Categoría de Seguridad de Aviación Civil al nivel 1, porque ya no creen en las autoridades de aviación civil con todo y el cambio realizado por la cúpula militar, encabezada por el titular de la AFAC, general Carlos Rodríguez Munguía.

El incumplimiento con los estándares de seguridad de la OACI, incluye el pleno compromiso de dotar de equipo y personal calificado a todo el sistema de seguridad en materia de aviación, pero el presupuesto 2022 es limitado. Se asignaron 500 millones 640 mil pesos y si la nómina cuesta 457.1 millones de pesos, no alcanza para el cambio de equipos de supervisión o para implementar en todos los aeropuertos los programas de contingencia por invierno.

De hecho, la visita centrará la atención en el cumplimiento de la capacitación de pilotos y no bastó decir que estaban contratados los cursos. Se tiene que probar que están capacitados, tanto los pilotos de supervisión como el personal que realiza tareas de inspección, que por el austericidio de 2019, el personal técnico y especializado acabó renunciando por lo bajo de los salarios.

La realidad es complicada, porque el Presidente supuestamente ordenó darle prioridad a la recuperación de la Categoría 1 en materia de aviación civil y el titular de la SRE, Marcelo Ebrard, lo incluyó en el Diálogo Económico de Alto Nivel de septiembre. El Departamento del Transporte y la FAA se comprometieron a acompañar el regreso de la calidad de la seguridad aérea, pero, al final, con todo y voluntad generalesca, el debilitado flujo de recursos y la perspectiva para el establecimiento de nuevos equipos de aproximación que permitan ILS en aeropuertos como el AICM y Tijuana, hacen poco probable que la inspección de seguridad en diciembre vaya por buen camino.

A finales de enero o principios de febrero habrá una nueva inspección y, otra más, la aparentemente final en marzo, y si en el checking le ponen palomita verde a todas y cada una de las observaciones (con la observación de “cumplidas”), evidentemente la administración del presidente López Obrador sacará al sector aéreo del problema en que lo ha sumido su programa, que incluye el contar con personal civil capacitado y para las tareas de inspección.

Por ejemplo, la AFAC aún no administra de forma directa el sistema de verificación de salud del personal de aviación civil, fundamental para extender las licencias del personal que se sube a las aerolíneas del país.

Es más fácil que certifiquen tripulaciones con recursos de líneas aéreas que con recursos públicos. Eso se volvió la constante hasta que, en febrero del 2021, la FAA dejó claro que tener una autoridad técnica, y no política, es crucial para la seguridad. Las líneas aéreas mexicanas tienen restricciones para modificar sus rutas y calendarios de aviación para la temporada de invierno y para la de primavera-verano.

En México, según la AFAC, de enero a octubre se han transportado 63.4 millones de pasajeros en la red aeropuertos, lo que constituye un aumento de casi 65% respecto al año pasado, pero todavía un 25% debajo de lo que se transportó en 2019, con 83.5 millones de pasajeros.

El mercado nacional ha sido clave en la recuperación, con el 80% de transporte de pasajeros, pero en el internacional, particularmente el de Estados Unidos, el crecimiento en transporte lo han provisto los carriers estadunidenses que hoy tienen el mercado, pues las líneas mexicanas han recuperado el 54.6 por ciento.

El punto es: el proceso de crecimiento que tienen las tres aerolíneas más relevantes del país llevó a Volaris a cerrar 2022 con 102 aviones; a Viva con 50 aviones y a Aeroméxico con 117, aviones. Las tres tienen un programa ambicioso de sustitución y crecimiento de flota y, hoy por hoy, el cuello de botella es el AICM, Tijuana y la red de ASSA.

En este diciembre de nuevo se alcanzará el límite de operaciones por hora en el AICM, un aeropuerto saturado. Súmele los días con neblina y sin un programa de contingencia operativo y eficiente que permita que los aeropuertos se hablen y las autoridades apoyen a los carriers a movilizar mejor el pasaje. ¡Ni hablar!

 

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