Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

19 Nov, 2018

Fracking: la cancelación en México

 

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, no ha dejado duda alguna sobre su decisión de “cumplir promesas de campaña”. Dijo no al NAIM y acomodó su consulta para cancelar un proyecto de 13 mil millones de dólares, de los cuales, se habían ejecutado poco más de 4,000 mdd; mientras que en Nueva York, el fin de semana, el gobernador Andrew Cuomo anunciaba un plan de 13 mil millones de dólares para transformar “el aeropuerto JFK en uno de clase mundial para el siglo XXI”.

Eso explica la fuerte depreciación que tienen las acciones mexicanas que cotizan en la BMV y que expresa el tamaño de la depreciación de activos que ha tenido, en dólares, la economía mexicana y, al mismo tiempo, la cancelación o diferimiento de proyectos de inversión que estaban en curso o en planeación de inversionistas extranjeros.

¿Qué detonó una pérdida de valor que ha llevado al mercado de valores, entre septiembre y noviembre, a un nivel casi de recesión en dólares (ha perdido más de 16% en valor de capitalización)? El anuncio claro de que el NAIM en Texcoco será cancelado el mismo día que se vuelva presidente López Obrador. Si es capaz de tirar un aeropuerto en construcción, usando mecanismos no legales para anunciarlo, ¿qué podrá pasar si usa mecanismos legales? Ésa es la principal incertidumbre.

Así se han sucedido anuncios claros de que la Reforma Educativa va para atrás, que la Reforma Energética no avanzará en la dirección que tenía, que la reforma anticorrupción comenzará por el control de los sistemas de participación ciudadana. Un ejemplo: la decisión de cancelar toda posibilidad de exploración de yacimientos no convencionales en el país quedó clara cuando López Obrador dijo en septiembre que no habría fracking en México.

Con ello, se cancela la posibilidad de que el país pueda recuperar su seguridad energética, con la misma tecnología que ha permitido a Estados Unidos volverse exportador de energía en lugar de comprador, en menos de una década. La razón: el agotamiento  natural de las reservas.

No hay razonamiento que valga, no hay discusión, pues aun cuando el fracturamiento hidráulico conocido como fracking implique que el país dejará de explotar casi un tercio de las reservas 3P y 53% de los recursos prospectivos que se han determinado técnicamente en México, simplemente la decisión es “no habrá, porque ya dije que no habrá”.

No se sabe si la futura secretaria de Energía, Rocío Nahle, y sus subsecretarios se habrán dado cuenta de que con la cancelación de esta tecnología, también se cancela el potencial de producción de en Burgos (gas) y una muy buena parte de los yacimientos de Veracruz (gas), Tampico-Misantla (aceite) y el mal logrado Chicontepec (aceite y gas).

En Texas, justo la explotación del yacimiento de shale de Eagle Ford (la misma formación de México) ha permitido generar 186 mil empleos directos e indirectos, e ingresos anuales superiores a los dos billones (millones de millones) de dólares.

Los estudios elaborados por Ariel Valenzuela y Adrián Sánchez sobre los mitos y realidades del fracking muestran que tal vez, la presión de grupos “ambientalistas” que se oponen al fracking son los mismos que difunden los mitos relacionados con que el uso de esta tecnología contamina los acuíferos, cuando estos se encuentran de 600 a 700 metros de profundidad y las formaciones de lutitas se localizan de 2 a 3 mil metros de profundidad. No sólo hay mil metros de distancia entre los acuíferos y la zona productora, sino que, además, por el mismo método, el riesgo de filtración de agua inyectada es prácticamente nulo porque existe una especie de sello natural de la propia lutita, cuya longitud promedio de fractura vertical es de 120 a 50 metros y en el 900% es menor a 300 metros en la zona de lutitas.

Se dice que también el fracking genera sismos por la energía que libera, sin embargo, se ha demostrado que la intensidad de los movimientos telúricos es menor a 3 grados de magnitud. Es casi equivalente al movimiento de tierra que genera un camión en circulación con carga pesada. Y lo más importante, se dice que el fracking genera grandes volúmenes de agua que afectan su disponibilidad para otros usos, sobre todo agrícolas y humanos, sin embargo, la realidad de los sitios donde se ha usado el fracking es distinta. En EU, el agua en fracking para explotar el shale representa menos de 1% de los recursos hídricos utilizados en el país, y en las cuencas de gas es inferior. Se dice que la fractura hidráulica utiliza altos niveles de químicos; sin embargo, en el Reino Unido, la Real Academia y la Real Sociedad de Ingenieros realizaron una investigación incluida en Shale gas extraction in the UK: a review of hydraulic fracturing, concluyendo que una fractura apenas cuenta con el 0.17% de contenido de aditivos químicos, los cuales, incluso en la actualidad, se utilizan para la perforación de pozos de agua potable para la agricultura o para la horadación de túneles en las carreteras o pasos deprimidos del mundo.

Finalmente, se dice que el desarrollo de lutitas genera una fuerte afectación al ambiente por la cantidad de pozos que se perforan, sin embargo, la industria ha logrado avances significativos para reducir la huella ambiental y, en la actualidad, el cambio de patrón de perforación permite que la perforación de pozos en superficie se reduzca drásticamente.

De Fondos a Fondo

#IFT... El Consejo Consultivo del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), instalado el 8 de noviembre por 15 expertos en materia de telecomunicaciones, radiodifusión, competencia económica y políticas públicas, realizó ayer su primera reunión de trabajo y en ésta eligió como presidente a Ernesto Flores-Roux.

 

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