Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

9 Oct, 2020

Infraestructura pública, proceso en marcha

El programa de infraestructura presentado el lunes tuvo su primer entregable este jueves con el anuncio que realiza la secretaria de Energía, Rocío Nahle, para destrabar los cuellos de botella que tiene la industria química y petroquímica en México, algo notable, cuando la percepción es que la 4T se ha convertido en el peor campo minado para la participación privada en energía.

Un par de los proyectos de energía que llevará a cabo Pemex y que han sido altamente cuestionados, explican con mucho el contenido de los 39 proyectos, pues todos tienen por característica que existen, son cumplibles, cuentan con autorizaciones terminadas y tienen fecha de inicio y término en el curso de 18 meses.

¿Por qué?, por que existen, no están en papel. Los 144 de noviembre en una gran mayoría estaban en papel, y otros simplemente no habían iniciado.

Vea el caso, de los cuatro proyectos, de la terminal de etano. Ayer, en el Foro de la ANIQ, se confirmó que la construcción de la terminal refrigerada para importación de etano, insumo para el etileno, se realizará en los terrenos de Pemex y, al mismo tiempo, se habilitará y modernizará (repotenciar la capacidad de gasificación) de la terminal refrigrada de Pajaritos para que se reciba el amoniaco importado, así como la infraestructura para la carga de carros de ferrocarril y autotanques.

En el foro, la secretaria Nahle anunció que en lo que están las nuevas instalaciones, se importará etano en mayor cuantía no sólo para los complejos de Pemex, sino también para los privados, de manera que la caída en la demanda que experimenta la industria, permita que no puedan realizar las inversiones.

De acuerdo con ANIQ, el país tiene un déficit de 32 mil millones de dólares (importación neta de producto que puede fabricarse aquí, dado que las plantas operaron al 70% de su capacidad el año pasado, cuando la demanda interna creció en 6%), lo que muestra que Energía y Pemex decidieron no esperar a que estén rehabilitadas sus plantas de refinación y aprovechar que Cenagas ya concluyó el cambio de sentido del ducto y de la válvula de Cempoala, que permite hacer llegar gas en abundancia y a menor costo (no tienen que comprimir y transportar por buque), hasta la zona de los complejos de Pajaritos y la Cangrejera, lo mismo que a las plantas que se rehabilitaron a finales del sexenio pasado de Agronitrogenados (que ya comenzó a producir) y, eventualmente, la de Camargo, que está el curso del ducto para producción de amoniaco.

Esas obras, todas, tienen una inversión programada de 100 mil millones de pesos, y no son para consumo de Pemex solamente porque no se lo acaba, sino también para uso de las plantas químicas y petroquímicas asentadas a lo largo del ducto, desde Altamira hasta Pajaritos. Lo mismo permitirá aumentar la disponibilidad de Propileno, porque en el nuevo paquete de noviembre, muy probablemente se incluya la inversión privada bajo Asociación Privada en la Cangrejera para importar propileno y procesar derivados.

El caso de la planta de Tula tiene, además, toda una historia, dado que la descoquizadora fue adquirida desde que en la administración de Lozoya tiraron el proyecto de una nueva refinería en esa ciudad de Hidalgo. Hacia 2016 transportaron la coquizadora, que la gente bromeó porque su dimensión era superior a los gigantes prehispánicos (tienen la altura de la Torre Latinoamericana), y tardaron días en ser transportadas por la México-Querétaro. El problema es que vino la caída del precio del crudo, la llegada de Trump a la Casa Blanca y el efecto que provocó la contracción económica y el impresionante deterioro de la capacidad de Pemex y luego no se llegó a un acuerdo con Mitsui sobre los costos de la conexión de la instalación, sino hasta ahora.

Esa descoquizadora tiene mucho sentido, porque ha sido una de las causas por las que el Valle de México no tiene ni gasolinas de mejor calidad ambiental ni diésel UBA. Terminar con el socio que tiene el contrato es lo más razonable. Si vemos estos ejemplos, todos los proyectos presentados tienen una justificación racional, sólo que le falta a la 4T un buen vocero en Pemex uno más en SCT, y otro más en Semarnat.

 

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