Inseguridad: el mayor riesgo para la economía mexicana

El viernes, en la reunión del Consejo Directivo del CCE, que encabeza Francisco Cervantes, tomaron la decisión de hacer un llamado al restablecimiento de las condiciones de seguridad pública. No sólo ellos, también el CNA, de Juan Cortina, y la Coparmex, de Eduardo Medina Mora, hicieron un llamado similar.

El costo de la inseguridad y el “efecto blanco” que el vandalismo sobre objetivos económicos, sumado a la negativa de pagar derecho de piso”, explica en parte que cadenas como la de Femsa Comercio, que encabeza Daniel Rodríguez, muestren lo que en las mañaneras se niega: la extorsión como impuesto extraordinario de la delincuencia, organizada y desorganizada.

Una semana difícil: Guanajuato, Jalisco y Chihuahua, con hechos que parecieran no concatenarse, en tres días pusieron la alerta de seguridad en miércoles, jueves, viernes y sábado, se extendió el vandalismo y el asesinato de civiles a Baja California y Michoacán.

La escena se repitió: incendio de autos y transporte público de mercancías, bombazos y quemas de comercios, toma de carreteras, cierre de calles, ejecuciones a familias y, en todos los casos, el Ejército/GuardiaNacional llegando tarde, corriendo, pese a estar en riesgo la población civil.

La reacción del Departamento de Estado de Estados Unidos y del Ministerio del Exterior de Canadá no se hizo esperar: una alerta que no se pierde en la web, sino que fue difundida en los noticieros de radio y televisión, así como en los diarios: Alerta de viaje en 16 entidades (la mayoría ganadas por Morena, como el país) por la violencia en la calle.

El presidente del CNET, Braulio Arzuaga, ya no pide que el Estado y menos la Secretaría de Turismo se involucren en la promoción del país, sino que “establezca el gobierno una estrategia de contención de crisis en seguridad”, pues en todo lo que se observa es que la administración pública del presidente López Obrador no funciona.

No es la estrategia, ésta puede estar bien en el papel, es la ejecución. No saben ejecutar la función a que les obliga, por ejemplo, en materia de seguridad, la reforma que estructuró empujó y negoció el hoy gobernador de Sonora, Alfonso Durazo.

De acuerdo con la encuesta de expectativas levantada por el Banco de México, al cierre de julio, los problemas de gobernanza, con un 39% de riesgo, son considerados por el sector como el mayor obstáculo para el crecimiento económico y la generación de empleo, por arriba de inflación (21%), condiciones económicas externas (18%), condiciones económicas internas (16%) y finanzas públicas (3%).

La inseguridad pública es, hoy por hoy, considerado el mayor riesgo para las actividades económicas y productivas en México, seguido de la incertidumbre política y la falta de Estado de derecho (entre cambios de leyes y cambios de normas que no son dialogadas, sino impuestas, han creado distorsiones severas en las cadenas de producción), el riesgo más elevado es que nadie tiene certeza sobre las reglas del juego que prevalecen en México para hacer negocios, elemento que pesa en un indicador básico: la inversión fija bruta apenas representa el 16 por ciento del PIB y ha tenido una contracción de casi cinco puntos de 2018 a la fecha.

Eso es producto de la ineficiencia del gobierno, exceso regulatorio, cambios de reglas a diestra y siniestra, pero, sobre todo, de la expansión del vandalismo ligado a la corrupción y la impunidad, que ni ha dejado de crecer ni es cero, como se pretende ver en las mañaneras.

Hay cosas que hace y piensa bien el Presidente, pero no ha establecido ningún sistema para que el Ejército y la Marina se transformen en un sistema nacional de protección y seguridad pública.

México no hace guerras ni participa en ellas, pero si al menos hubiera un número de efectivos de seguridad con disciplina militar y mejor sueldo en cada uno de los más de 30 mil códigos postales, tejiendo con inteligencia, no con delirio de control político, este gobierno tendría la oportunidad de ejecutar una exitosa política de seguridad civil, y no versiones alimentadas por la procesión de apodos mañaneros a que nos han acostumbrado desde la época de Salinas.