Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

25 Abr, 2019

ISSSTE, un problema de liquidez no de quiebra

La asignación presupuestal federal para 2019, asignada a gastos de operación que se aprobó para el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que dirige Luis Antonio Ramírez Pineda, (excluyendo pensiones) fue de tres mil 800 millones de pesos, menos de 40% del total presupuestado para tal efecto el año pasado (10 mil millones de pesos).

Ésa es la razón de fondo del severo problema de liquidez que enfrenta la institución que, a diferencia del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), tiene un solo patrón o muchos con una sola bolsa: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que dirige Carlos Urzúa, quien seguramente tiene el diagnóstico claro porque ha estado presente en todas y cada una de las juntas directivas que se han sostenido de diciembre a la fecha.

Tener un problema de liquidez no implica que el ISSSTE esté en quiebra, porque sus activos suman 200 mil millones de pesos y sus pasivos 125 mil millones de pesos, y su patrimonio es positivo en 63 mil millones de pesos.

El ISSSTE ha tenido un proceso de desinversión, similar al que se contuvo la administración pasada en el IMSS, porque muchos de sus servicios se fueron subrogando y, por ello, se dejó de invertir en infraestructura clínica y hospitalaria, y la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de eliminar el seguro de gastos médicos está presionando a una infraestructura obsoleta, que enfrenta problemas para pagar de forma oportuna a sus proveedores de insumos (incluyendo medicinas y material quirúrgico).

Para resolver el problema de habilitación de clínicas y rehabilitación de infraestructura dañada (incluso por los sismos), se puede disponer de uno de los fondos de reserva que tiene ese fin, no otro. El resto de los fondos (que totalizan 97 mil millones de pesos) están destinados a cubrir las contingencias de largo plazo, no los problemas de gasto corriente, por lo que no pueden usarse como sugiere Joel Ayala.

Contratar médicos, especialistas, pagar proveedores, todo ello se suma a pasivos acumulados por 18 mil millones de pesos, de los cuales 45% son gasto corriente este año. Ése es el desafío de liquidez puntual que doña Raquel Buenrostro y su profesional equipo tendrán que solucionar, pues el problema de liquidez se resuelve con una buena administración de flujos financieros de quienes tienen que cubrir las cuotas de seguridad social de 13.3 millones de asegurados.

 

DE FONDOS A FONDO

#SEMOVI... La publicación del decreto “de piso parejo” de la Semovi, que encabeza Andrés Lajous, como se le dio en llamar a la regulación de las Empresas de Redes de Transporte (ERT) o plataformas de contacto de movilidad vía apps, genera mucho malestar entre los representantes de las empresas, porque más que el fondo, lo que enoja son las formas.

Se advierte que la imposición sin diálogo, como el cambio en el valor de factura que deben tener los vehículos de Uber (250 mil pesos al momento de pasar la revista), deje fuera del registro a quienes adquirieron autos hace 5 años, que en su mayoría ronda entre los 190 mil y 225 mil pesos.

En fin, se siente que la regulación sólo es una forma de poner barreras de entrada a un servicio al que se pretende limitar cuando está en construcción en México.

 

#SCT... Bueno, aunque los planes no estén completos ni la viabilidad sea comprobada, el lunes 29 de abril, por decisión del presidente López Obrador, iniciará la construcción del nuevo aeropuerto en la base militar de Santa Lucía. Al que ponen a parir chayotes es al titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, pues apenas hace unos días dijo que la empresa Aeropuertos de París se había integrado al análisis y desarrollo del proyecto para confirmar su viabilidad (puesto que sólo tenía estudios preliminares que el propio secretario calificó como no definitivos).

Ahora tendrá que sortear a un jefe belicoso verbalmente que quiere que arranque la obra, aunque no tengan ni el Plan Maestro. Es lo que justo el secretario Urzúa describió en Washington en un panel de infraestructura pública en el Banco Mundial, como obras mal proyectadas y costosas al referirse al Tren México-Toluca, ¿no?

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