Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

16 Ago, 2022

La Ley para Reducir Inflación: ¿y si la copian?

 Es difícil estar en los zapatos de los secreta­rios del gabinete económico del presidente López Obrador, como en todos los gabine­tes, pero resulta increíble que el titular de la Profeco, Ricardo Sheffield, afirme que el aumento en el precio de las tortillas es cul­pa de Maseca, el corporativo que encabeza Juan González.

El aumento de 1,500 pesos por tonelada de harina de maíz que se realizó en agosto se expresa en menos de 0.20 centavos por kilo, porque, en México, el 10% del mercado total de tortillas que se vende en supermercados es prácticamente de harina de maíz, mientras que el 10% que se produce en casa o a mano es 100% nixtamalizado, y el que se vende en tortillerías es 75% nixtamal y 25% mezcla, y ese representa el 80% del mercado.

Si el procurador hiciera su chamba, ha­blaría con los integrantes de la cadena, quie­nes aun antes de la Guerra de Rusia contra Ucrania venían apuntando que se estaban enfrentando a una fuerte caída de inventa­rios de maíz y a una fuerte presión de precios por las distorsiones que se acumularon en año y medio de pandemia.

Es curioso, porque ni en el 2021 o el 2020 hubo una caída en la producción promedio de 5,300 toneladas de maíz que consumi­mos los mexicanos.

La gente nunca dejó de comer tortillas, pero sí dejó de acudir a taquerías y, en algún momento, el maíz quebrado y amarillo para forraje fue sustituido por blanco y sobrantes, justo por la merma en taquerías.

El precio ha subido 2.9% en tortillerías de tiendas de autoservicio, donde las producen sólo con harina de maíz (por ello son muy blancas). Si el procurador Sheffield tuviera una pizca de razón, sería insostenible el pre­cio por kilo en ese eslabón de venta final al consumidor. Y en el caso de las tortillerías, el aumento promedio en el último año es de 13.6% en todo el país (agosto-agosto), pero el grueso del aumento del costo productor se concentra en la distribución del maíz.

Más allá de que el ciclo otoño-invierno pudiera llevar a 5,400 o 5,500 toneladas la cosecha, mientras no se revise el incremento escalonado de precios entre graneleros, aco­piadores y comercializadores, difícilmente se podrá revertir el ascenso de precio en el kilo de tortilla, que está alcanzando el histórico de 20 pesos en el mercado nacional.

El precio de la tonelada de maíz (no de ha­rina de maíz) se pagaba en 7,600 en enero y llegó a 8,200 en abril y casi 11 mil el mes pa­sado. Ahí no tiene que ver el productor, sino la cadena eslabonada horizontalmente de aco­pio y distribución. Y no defiendo a Maseca, pero deberían revisar también en el costo de los tortilleros todo lo que les ha subido: rentas, costo del financiamiento (mercado informal), gas, electricidad y el tortillero. Es más, es tan grande la red de distribución, como pulveri­zada la propiedad de las tortillerías, que di­fícilmente se puede revertir un aumento de tortilla cuando ésta ha subido.

¡Ah!, y el precio por kilo en el supermer­cado se mantiene en torno a 13.3 porque es un compromiso asumido con el Pacic y por­que es uno de los insumos menos relevantes en la compra del súper.

DE FONDOS A FONDO

#Unifin… Y de qué sirven tantas multas de la CNBV, que preside Jesús de la Fuente, a bancos y entidades reguladas si los multan porque no entregan una cantidad de infor­mes que resultan inútiles porque en la Co­misión nadie los revisa. Ahí tiene el caso de Unifin, que dirige Sergio Camacho. ¡Acaso revisaron a la emisora?

Son los mismos tenedores de sus bonos y acciones los que están mostrando en redes sociales el ineficiente sistema de revisión y supervisión de los estados financieros, que muestra la nula calidad en la supervisión. ¿Y el famoso crédito de CSFB? Unifin enmu­deció desde el 25 de julio y, con él, muchos en el mercado están quietecitos. Hizo un es­fuerzo de recuperación y colocación digital de crédito, pero ni lo uno ni lo otro fueron suficientes para enfrentar la estampida.

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