Lozoya, ¿un caso de “autocorrección”?

Conocí a Emilio Lozoya, exdirector general de Pemex, cuando era encargado de Asuntos Internacionales de la campaña del expresidente Enrique Peña Nieto, y el contenido de la denuncia que ha sido exhibida, bajo la petición del presidente Andrés Manuel López Obrador —como el video de los fajos de dinero— tiene el mismo objetivo que le señalé justo cuando era extraditado el exdirector general de Pemex.

La Fiscalía General del República, de Alejandro Gertz, tendrá que judicializar el expediente presentado. De lo contrario se convertirá en un misil de retorno, no para él, sino para el Presidente.

Si están esperando que su efecto político tenga suficiente impulso para superar la elección del 2020, no espere un escándalo, sino una cascada de todos lados que, de entrada, al ser testimonios y pruebas filtradas, violan el principio de presunción de inocencia que argumentó el hoy presidente de la SCJN para resolver el caso de Florence Cassez.

Lozoya se acusa de entrada, porque reconoce que él conoció a Luis Weyll,  cabeza de Odebrecht en México antes de que ingresara a la campaña del expresidente Peña (ya era su gestor y ¿ésa era su valía?), y acusa a 16 expolíticos de estar implicados en el escándalo que tiene más contenido electoral que corporativo.

Dejemos para más adelante el contenido de la denuncia porque Lozoya tiene que defender su “criterio de oportunidad” y por ende tiene todo el incentivo legal para mentir o mostrar verdades a medias.

La reforma energética es la piedra en el zapato del presidente López Obrador, lo mismo que la reforma electoral y el INE. Por eso el caso Lozoya para clave, pues el argumento presentado por el hoy encarcelado en su domicilio le cae como anillo al dedo para construir su argumento en favor de la contrarreforma electoral y la energética.

Mediatizar el expediente es más productivo (vista la resolución judicial en favor del amparo interpuesto por Alonso Ancira en el caso de Agronitrogenados, que se concede por la prescripción del delito) y, eso lo cantó en sus mañaneras de la semana pasada y ésta.

López Obrador se opuso a las reformas electoral y energética aprobadas en 2013, 2014 y 2015. Recuerde el cerco que mantuvieron en el Senado, como también la forma en que los perredistas fueron convencidos uno a uno de irse pasando uno a uno al PT para generar posiciones en favor de Morena entre 2015 y 2018.

¿Dónde está la debilidad de Lozoya? implica a quienes lo denunciaron. Meade y González Anaya, denunciaron su actuación en Pemex (será que su expediente lo han eliminado también).

Se enemistó con Videgaray desde 2013 y, la crisis de caída de precios lo alcanzó en medio de la aprobación de la reforma en 2014 porque para diciembre, Pemex se quedó sin caja para pagar a proveedores y deuda, en parte por la caída del precio del crudo y en parte porque Hacienda le “intervino” la caja a Pemex. Con Lozoya aumentó la deuda de Pemex  y se concretó el contrato de gas con Etileno XXI del que se queja el presidente López Obrador. Peña lo expulsó de su círculo a principio del 2016.

No se puede dudar de que el dinero sucio, público y privado, haya fluido en todas las campañas, pero en mi opinión, el dedo flamígero tiene una intención clara y es la de lograr el consenso político por presión para que el PAN vote a favor de sus contrarreformas. Difícil pero no imposible, para eso sí le sirve Lozoya.

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DE FONDOS A FONDO

#Puertos… Se ha dicho que el Presidente ha pretendido revocar la concesión de 100 años otorgada por el difunto secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, a la API Veracruz cuando era encabezada por Juan Ignacio Fernández Carbajal, pero la filtración ha sido incorrecta.

Difícilmente, se entendería que siendo una de las 12 APIS federales, el Presidente quiera revocar al gobierno de su concesión. Lo que sí es cierto es que habla de una concesión de la API al principal terminalizador de Veracruz.