¿A quién le sirve engañar?

En diciembre de 2020 se publicó el decreto presidencial que ordena la disminución gradual del glifosato “en las actividades productivas del medio rural” para el 2024, decreto que supone dos cosas a cumplir: amplia difusión en los núcleos agrarios y proponer alternativas viables y probadas para que sustituyan al químico sin mermar la producción.

Durante 2021, en parte por la pandemia, se hizo poca difusión y el tema cobró fuerza a finales de noviembre, cuando el Conacyt, de la polémica María Elena Álvarez-Buylla, y la Procuraduría Agraria, que lleva Luis Rafael Hernández, anunciaron en noviembre que realizarían una encuesta a cinco millones de productores, con 700 visitadores agrarios, para “conocer las prácticas agrícolas y usos del herbicida glifosato en el campo mexicano”.

Pues le cuento. Entre marzo y abril del año pasado se realizó una encuesta piloto que involucró a 320 núcleos agrarios, pero el cuestionario tiene tal sesgo que anula conocer cómo se usa el herbicida y, sobre todo, quién lo usa.

Las preguntas inducen respuestas, lo que hace suponer una manipulación clara para concluir que los productores rurales (autoconsumo) opinan de una forma cercana a quienes promueven la prohibición y, evidentemente, viola las reglas básicas de un muestreo.

Con el mismo cuestionario se pretende aplicar —dicen— a 5 millones de productores de 2 mil núcleos agrarios y le dice al agricultor ejidal, comunero, posesionario, parcelero, arrendador, etcétera, que recibe transferencias del gobierno, que el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador ha encomendado a diferentes instituciones del país “para que puedan producir alimentos sanos”.

Mucho se ha cuestionado desde el Consejo Nacional Agropecuario y entre los grandes productores de volumen de granos y otros productos con destino agroindustrial, el por qué no se utiliza la información del Censo Agropecuario 2022, que levantará este año el Inegi, de Graciela Márquez, toda vez que incluye una pregunta bien formulada para conocer el uso de ese herbicida o de otros químicos en la producción de básicos.

El cuestionario del piloto llega al extremo de pedir al productor que dé los nombres comerciales de productos que contienen glifosato, y en la lista aparecen algunos que no lo contienen, lo que indica que quien lo elaboró ni siquiera revisó este pequeño detalle. Se pregunta que “si utilizó glifosato en el pasado por qué dejaron de usarlo y la primera respuesta es: porque me hizo daño a mí y a mi familia”, incluyen cultivos para los cuales no está autorizado el glifosato.

Insisto: ¿por qué utilizar a los visitadores agrarios, que se supone que, por ley, son solucionadores de conflictos y no siervos de la nación o algo que se le parezca?

• DE FONDOS A FONDO

#SacTun. Otro asunto que pondrá a prueba la relación bilateral entre México y Estados Unidos es la situación que vive la empresa SacTun, filial de Vulcan Materials, por el caso de arbitraje del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hoy T-MEC, que mantiene la compañía desde el 2018 por no haberse respetado los derechos de propiedad para la explotación de sus cuatro terrenos ubicados en Playa del Carmen.

El asunto es de tal relevancia, que el embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, ha encabezado desde el inicio del año conversaciones con los directivos de la empresa para encontrar un acuerdo y desactivar lo que podría representar un largo y costo pleito internacional para el país en caso de polarizarse las posiciones.

La compañía, que por cierto tiene más de dos décadas en el lugar, también opera el puerto de Punta Venado, cuyo permiso no fue renovado desde el inicio de este año, lo que ha afectado el traslado de personas y mercancías en la zona, empezando por los trabajos de construcción del tramo 5 sur del Tren Maya.

Sin adelantar los resultados de las conversaciones que continuarán hoy, lo mejor para todas las partes es que se ponga sobre la mesa un proyecto en el que la propia Vulcan Materials pueda convertirse en un aliado en el proyecto ferroviario y desarrollar el puerto, que tiene un potencial que, hasta ahora, no se ha hecho. ¿Por qué no?