¿Y el NextGen mexicano?

Hace unos días, el presidente López Obrador dio a conocer, apoyado en el secretario de Salud, Jorge Alcocer y la diligente María Elena Álvarez-Buylla del Conacyt (otro por desaparecer), que la vacuna Patria seguía superando las pruebas clínicas fase II y que estaría disponible como refuerzo contra covid-19 en México a finales del año.

Nadie conoce el contenido de las pruebas, no hay registros internacionales que permitan su contraste, pero se dice que han invertido 850 millones de pesos en desarrollarla, pero con las variantes iniciales de covid-19, pues no tiene incluida ni la Omicron BW.1 y BQ.1, que se describieron en la mañanera como las dominantes en la sexta ola en México.

Aye, el todopoderoso subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, anunció el fin de la pandemia en México como lo ha hecho todo el mundo y con ello de la situación de emergencia, pero no informó si existe un plan de transición de la emergencia de salud a la normalidad, porque el contagio por covid-19 sigue presente y es una enfermedad endémica potente.

Han declinado los casos de hospitalización, también las muertes, pero ambos pueden aumentar si surgiera una nueva variante no controlada con vacunación o antivirales adecuados. De ahí que el secretario de Salud de EU, Xavier Becerra anunció el NextGen, un programa que destina 5 mil millones de dólares a tres cosas: 1) Fomentar que la investigación sobre nuevos medicamentos y vacunas que consideren el surgimiento de las nuevas variantes de covid-19 y su tratamiento permanente, 2) asegurar el suministro de vacunas, refuerzos y antivirales para la población vulnerable, la no asegurada, inmunocomprometida o discapacitada, y 3) facilitar paulatinamente el ofrecimiento comercial de las vacunas y los medicamentos para toda la población a precios accesibles, lo que muy probablemente lleve a la liberación de patentes o arreglos institucionales para su fabricación fuera de EU.

El gobierno de Biden asegura que se habrá, hasta en tanto no existan condiciones para ofrecerlas comercialmente, disponibilidad de vacunas en todo el sistema de distribución (farmacias y hospitales privados), acceso sin costo a población no asegurada y, sobre todo, refuerzos actualizados y medicamentos como el Paxlovid and Lagevrio. Así el NextGen y el Plan de Gestión de Largo Plazo en México.

DE FONDOS A FONDO

#AniversarioAmelaf… Durante la Asamblea General Anual de socios de la Amelaf, que preside Luis Verduzco Koloffon, los 45 laboratorios mexicanos reiteraron su preocupación por los pasivos que tienen con ellos distintas entidades gubernamentales de salud, tanto de años anteriores como de este año. Están ocupados en tener un especial seguimiento en los compromisos que tiene el Insabi, cuyas funciones serán trasladadas al IMSS-Bienestar en un plazo de 180 días. Las empresas mexicanas siguen siendo el principal proveedor de medicinas del gobierno. Y, aunque se mantiene el diálogo con las autoridades, existe el riesgo de que el traspaso administrativo afecte el ya de por sí atrasado calendario de pagos.

Pero esto no ha detenido al sector. Los miembros de la Amelaf continúan avanzando en la capacitación y entrenamiento de sus plantas de manufactura apoyados en la Farmacopea de los Estados Unidos (USP). Le confirmo que, en la reunión, Ronald Piervincenzi, CEO de Pharmacopeia, acordó impartir una serie de talleres en los próximos meses para que los laboratorios mexicanos tomen la capacitación necesaria para ingresar al mercado estadunidense. El objetivo es que tengan un soft landing y se mantengan los mejores estándares de calidad eficacia y seguridad en los productos.

También comentó que existe una colaboración cercana con la autoridad regulatoria mexicana lo que ayudará a que exista una mejor cooperación entre la industria farmacéutica de ambos países. Por último, se comentó el tema reputacional de la industria farmacéutica nacional y, en general, del sector salud, por lo que se decidió elaborar un diagnóstico realista del sector que sensibilice a los aspirantes presidenciales de 2024, para que se evite cometer los mismos errores que han costado la vida de muchos pacientes de cáncer, salud mental y otros padecimientos crónicos.