¿Cuál es la importancia de los fideicomisos para la economía?

Colegio de Contadores Públicos de México, A.C. -
Durante los últimos días hemos escuchado, leído y conversado, sobre un tema que desde el dos de abril ésta administración puso en la mesa con la publicación del decreto por el que se ordena la extinción o terminación de los fideicomisos públicos. Foto: iStock
Durante los últimos días hemos escuchado, leído y conversado, sobre un tema que desde el dos de abril ésta administración puso en la mesa con la publicación del decreto por el que se ordena la extinción o terminación de los fideicomisos públicos. Foto: iStock

Mtro. José Luis Rodríguez Hernández, Integrante de la Comisión de Apoyo al Ejercicio Independiente del Colegio de Contadores Públicos de México

Durante los últimos días hemos escuchado, leído y conversado, sobre un tema que desde el dos de abril ésta administración puso en la mesa con la publicación del decreto por el que se ordena la extinción o terminación de los fideicomisos públicos, mandatos públicos y análogos; pero que la semana antepasada encendió la discusión, pues de los 44 que se habían planteado originalmente, la nueva propuesta es de 109, no debería sorprender a nadie pues, sistemáticamente esta ha sido la forma de conducirse legislativamente del partido con mayoría desde 2018.

Antes de continuar, me parece prudente mencionar que es un fideicomiso, quienes intervienen en él y cuáles son sus características más importantes.

Si nos acercamos al diccionario etimológico, la palabra fideicomiso proviene del latín fides (fe o confianza) y commissus (comisión o encargo). Entonces fideicomiso significa comisión o encargo de fe o de confianza. Por tal razón en el idioma inglés se le denomina como “TRUST” pues representa un acto de confianza.

El fideicomiso es un contrato mediante el cual, una persona (fideicomitente o fiduciante), transfiere a título de confianza a otra (fiduciario), la titularidad de derechos y/o bienes muebles o inmuebles, para ser destinados a fines lícitos y determinados (que pasan a formar el patrimonio fideicomitido), para que los administre y, al vencimiento de un plazo o al cumplimiento de una condición, ésta los transmita a favor de un tercero (beneficiario o fideicomisario).

Este acto jurídico tiene varias modalidades, entre las que destacan: el de administración, el de inversión, el de garantía, los públicos, los públicos financieros, los inmobiliarios y los testamentarios. Cada uno de ellos con características muy específicas. 

Algunas ventajas que suelen aplicar a la mayoría de los contratos de fideicomiso son:

  • Los bienes administrados son inembargables.
  • Contabilidad y auditorías independientes.
  • Puede emplearse para la realización de fines ilimitados, en tanto éstos sean lícitos.
  • El fiduciario puede ser limitado en sus atribuciones, debe rendir cuentas y sus actos gozan de tutela especial.
  • Brinda transparencia en el manejo de los fondos.

 

La operación y el cumplimiento de los fines del fideicomiso se regirán por lo dispuesto en su contrato constitutivo, las Reglas de Operación y los acuerdos que emita un Órgano Colegiado denominado Comité Técnico. 

La propuesta de extinción de los fideicomisos públicos, se encuentran bajo el cobijo de ese concepto ideológico y ambiguo que rige el actuar de este gobierno, la llamada austeridad republicana, que según definen palabras más palabras menos como “el combate al despilfarro de los bienes y recursos nacionales, y la administración de los recursos con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez para satisfacer los objetivos a los que están destinados”, ¿es en serio?

Esta semana con toda certeza se estará aprobando por mayoriteo esta siniestra propuesta en el Congreso, pues tienen prisa en hacerse de esos recursos, que si bien siempre le han pertenecido al gobierno pues fue quien en la mayoría de los casos los aportó, lo que estarán consiguiendo es quitarlos de un proceso transparente de escrutinio institucional para pasarlos a una enorme “bolsa de papel” llamada DISCRECIONALIDAD, que curiosamente es el ejecutivo quien la administra, decidiendo magnánimamente los proyectos o programas sociales a los cuales asignará dichos recursos, sin importar lo improvisado, mal diseñado y pésimamente implementados que éstos hayan sido. 

Los 109 fideicomisos que se extinguieron representan un botín de 68 mil millones de pesos (mmdp): 65 de ellos corresponden a fondos del Conacyt que permitían hacer realidad la asignación de becas, así como, proyectos científicos y tecnológicos (25 mmdp); 26 para la operación de centros de investigación pura y aplicada (785 millones), fondos para la promoción de la cultura (224 millones), para apoyar en la defensa de los derechos humanos (250 millones), para atender desastres naturales “Fonden” (7 mmdp), fideicomisos relacionados al desarrollo urbano (4 mmdp) y para la banca de desarrollo “Financiera Rural” (13 mmdp), entre los más importantes.

Haciendo números de forma muy sencilla, las cuentas no salen… considerando que el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) tenía un saldo al cierre de 2018 de 296 mmdp (la propia autoridad hacendaria ha estimado que cerrará 2020 con tan sólo 30 mmdp); que el SAT durante esta administración ha presumido un constante récord en la recaudación; que están destruyendo el aparato de administración pública despareciendo subsecretarías y reduciendo su presupuesto hasta un 75% para generar “ahorros”; que terminar con la corrupción le representaría ahorros por otros 500 mmdp anuales, el “gran negocio” que según significó la no rifa… y en contra parte, no se implementaron medidas contra cíclicas para apoyar a la micro y mediana empresa, ni a los trabajadores formales e informales que se quedaron sin ingresos; que no se han asignado recursos extraordinarios al sector salud para enfrentar la pandemia; que no se ha invertido realmente en obras de infraestructura…

Ni considerando las pérdidas millonarias de Pemex, que sólo en el primer semestre de este año alcanzaron los 606 mmdp (el equivalente a un poco más de OCHO aeropuertos), ni el barril sin fondo que representan los proyectos faraónicos del aeropuerto, el tren y la refinería; encontramos a donde se han ido tantos “ahorros”, fondos y recursos…

La extinción de estos 109 fideicomisos tiene el sello de la casa, acusan corrupción sin dar una sola prueba, tal y como pasó con el NAICM, las estancias infantiles, el seguro popular… resolviendo los problemas con la precisión de un carnicero y no con la de un cirujano. Con la única finalidad de desaparecer intermediarios y que así, la dádiva, el apoyo, la beca; se entregue directamente a quienes por utilidad política convenga y que sólo se identifique la cara de un “único benefactor”. La “obediencia ciega” destruye lo que puede ser perfectible y deja a su paso improvisación, derroche, opacidad, discrecionalidad, simulación, ineficiencia y lo que según buscan erradicar, corrupción. Para la reflexión… 

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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