Conoce los 4 costos ocultos de la gasolina

De finanzas y otros demonios -
Hay una relación directa entre el tiempo diario que pasas en el tráfico y tu satisfacción con la vida. Foto:  Foto: Flickr de Dinu Dragomirescu
Hay una relación directa entre el tiempo diario que pasas en el tráfico y tu satisfacción con la vida. Foto: Foto: Flickr de Dinu Dragomirescu

Parte I

Carreteras bloqueadas, gasolineras tomadas, problemas de suministro, largas filas ante la bomba de combustible. Mucha gente no sólo está muy indignada ante el abrupto aumento de los precios, sino también de mal humor. Nunca había leído tantas mentadas en las redes sociales y en los cruces viales.

Y yo, sin embargo, siento esperanza con la noticia, porque es buen momento para hablar sobre otros costos ocultos de la gasolina (o más bien dicho, de los vehículos que la usan).

Creo que puede ser el inicio de un cambio en nuestras decisiones individuales y presión para que mejoren las del gobierno.

Acompáñame a descubrir los 4 costos ocultos de la gasolina, y cambia el grito de “No al gasolinazo” por el lema “Sí a las energías limpias”

1. El auto es miserable en la ciudad... y tú también

Tu auto es miserable cuando lo usas en la ciudad: se desgasta más rápido y consume mucha más gasolina. Pero tú también eres miserable: el estrés causado por el tráfico tiene serios efectos en tu salud mental y física.

Aumenta tu probabilidad de tener depresión, obesidad, presión arterial alta, dolor de cuello y espalda e incluso tienes 40% más probabilidad de divorciarte.

Hay una relación directa entre el tiempo diario que pasas en el tráfico y tu satisfacción con la vida. Si pasas más de una hora y media diaria al volante, debes considerarte tan enfermo como un esquizofrénico o un alcohólico.

No es casualidad que la mayor incidencia de enfermedades mentales como la ansiedad se presentan en las ciudades. Y esto sin mencionar el efecto nocivo de la contaminación, misma que está ligada a las 5 principales causas de muerte de los mexicanos y a una millonaria pérdida de productividad.

Por eso, aunque tú no manejes, la contaminación de los vehículos pesados y de pasajeros te afecta también.

2. Ciudades caras y desagradables

En la Ciudad de México, 80% de la infraestructura es para el automóvil, sin importar que el 70% de los viajes se realicen en el servicio público. Yo no he visto que haya movilizaciones en contra de este estúpido uso del presupuesto, ¿tú sí?

¿Qué pasaría si este dinero se usara para tener flotillas de autobuses eléctricos, por ejemplo?

Además de la contaminación ambiental y auditiva, los autos ocupan un espacio ridículamente grande en ciudades donde el espacio es ridículamente escaso.

Esto crea un círculo vicioso: es caro vivir en la ciudad porque no hay espacio, y no hay espacio porque la mayor parte se dedica a los autos. Así que la mayoría sólo puede costear vivir en la periferia y se siente obligada a usar el auto diario para llegar al trabajo. Mira:

Y la infraestructura para autos es costosa: para transportar a 50,000 personas por hora en auto se requiere un camino de 175 metros de ancho; en autobús un camino de 35 metros de ancho y por metro un camino de 9 metros. Mira:

Esto significa que al subirme a un automóvil debo darle prioridad a todos: bicicletas, motos, peatones, autobuses, camiones... porque yo soy la cretina que más contamina, estorba y cuesta a los demás.

Piensa en esto antes de aventarle el coche a un ciclista. Nuestras ciudades son lugares ruidosos, contaminados y peligrosos gracias a los autos.

El espacio para vivir y disfrutar la ciudad se ha reducido cada vez más. Mira:

3. El precio de tu libertad

Es cómodo entrar al auto, poner el aire acondicionado y música agradable, pero es más cómodo no tener que levantarte todos los días a las 5:00 de la mañana para ser explotado y gritoneado por el jefe.

Los mexicanos gastan hasta la mitad de su salario en transportarse, lo cual significa que podrían pagarse un día de libertad por cada día de trabajo, con sólo reducir sus costos de desplazamiento. Además de vivir lejos de donde estudias y trabajas, el segundo elemento que eleva tus costos de transporte es poseer un auto. Te endeudas para adquirir un vehículo que pierde valor con cada día que pasa, y luego hay que pagar tenencia, refrendo, seguro y verificación.

Pero también deberás desembolsar para la gasolina, el estacionamiento, el servicio y las revisiones mecánicas.

Para colmo, las armadoras de autos se han ido amafiando, y construyen autos con piezas electrónicas exclusivas y costosas diseñadas para fallar.

Venderte las refacciones es un negocio más jugoso que nunca, y ahora todos creen que es normal que en 5 años tengas que comprar otro coche nuevo para que sea “confiable”. De este modo, te conviertes en el esclavo de tu vehículo: lo usas para trabajar pero trabajas para poder usarlo.

4. Una seguridad falsa

Muchas personas argumentan que tienen un auto por seguridad. Se sienten protegidos contra muchas cosas: asaltos en el transporte público y siniestros en motos y bicicletas.

Aquellos con camionetas afirman estar más protegidos en caso de accidente y, en general, las personas se sienten infalibles detrás de un volante.

Pero ¿es esta seguridad realista? De acuerdo con cifras de la ONU (página 49), lo más seguro es vivir lejos de las zonas urbanas, pues ahí sucede el 94% de los accidentes de tránsito.

También es interesante que sólo 11% de los accidentes urbanos daña a usuarios vulnerables (peatones, motociclistas, ciclistas y pasajeros del transporte público), a pesar de que más gente viaja en estos medios que en auto (70%). Y la percepción de que andar en bici es peligroso no cambia aunque las cifras sí; por ejemplo, las colisiones con ciclistas han disminuido casi un 30%.

En cambio, además de aumentar tu probabilidad de accidente un 90%, si manejas en ciudad tienes un 100% de probabilidad de morir más pronto.

Esto se debe a que estar sentado e inactivo en tu burbuja con ruedas te mata lentamente, y además están el estrés y la soledad que manejar un auto impone.

Pero, ¿qué hay de la delincuencia? Efectivamente, tienes el doble de probabilidad de un asalto en la calle o el transporte público que en el auto, pero el robo a automóvil no se queda atrás... es el tercer delito más común, y representa una pérdida económica muchísimo mayor que si te quitan el celular y la cartera.

Básicamente uno de cada tres mexicanos ha sido víctima de un delito, y tener automóvil no te protege contra eso.

En el caso de automóviles de lujo, probablemente te expone más.

Un plan de escape

Mi objetivo no es hacerte sentir culpable por usar un automóvil. Escapar del auto es casi tan difícil como escapar de una pareja golpeadora o tóxica. Pero estar conscientes del impacto de los automóviles en nuestra vida es el primer paso para tomar mejores decisiones en el futuro. Nosotros nos metimos en este problema, y nosotros podemos salir de él. Es necesario tener un plan, y mucha paciencia.

Así como el amo de casa infeliz empezará a ir a terapia, asistirá a la escuela nocturna, conseguirá un trabajo, y dejará a su victimario cuando esté listo, el usuario de automóvil consciente de su prisión de hidrocarburos, estrés, obesidad y smog saldrá del hoyo un paso a la vez, siempre y cuando crea que merece una mejor vida. El primer signo de que ha cambiado es su trato respetuoso de motociclistas, ciclistas y peatones.

Dejemos en este punto a nuestro estimado pero agobiado automovilista hasta mi próximo artículo, donde mencionaré algunas estrategias infalibles para hacer la transición de conductor miserable a persona feliz... sin importar cuánto cuesten la magna y la premium. ¡Hasta entonces!

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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