Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

22 May, 2019

Las lecciones del IMSS en la era de la 4T

La carta de renuncia de Germán Martínez a la dirección general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no sólo fue un acto de entereza política, sino una provocación al presidente López Obrador para saber hasta dónde apoyaba a Carlos Urzúa, secretario de Hacienda. No hay que hacer “periodismo de investigación” para entender el desastre por el que atraviesa el IMSS, donde no sólo la calidad del servicio se ha demeritado en los últimos meses, sino que, además, ha puesto en riesgo la salud y la vida de muchas personas.

Si como ha dicho Raquel Buenrostro, súper oficial mayor de Hacienda, su meta es generar ahorros en las compras públicas de hasta 30%, ello significa que desconfía absolutamente de todo y de todos.

Hasta noviembre del año pasado, los directores de los hospitales y de las clínicas del IMSS tenían un margen para rentar equipos y adquirir medicinas en función de necesidades específicas, pero como ahora todo tiene un tufo a corrupción, muchas decisiones se han frenado, lo que está repercutiendo en mayor sufrimiento de los derechohabientes.

Martínez no presentó una dimisión con carácter irrevocable, pero ya quedó claro que al presidente López Obrador no se le renuncia y rápidamente dijo que hay más gente capaz para reemplazarlo.

En las siguientes semanas se sabrá si el nuevo director del IMSS tiene un margen presupuestal para remediar los problemas más urgentes de los afiliados o si la SHCP mantiene todo el poder en aras del control presupuestal.

Hoy, en el turismo también estamos viendo escenarios inéditos en donde tanto los particulares como los destinos están tomando decisiones independientes, para tratar de salvaguardar esta actividad económica.

Hace dos días en Fráncfort, entidades como Jalisco, Quintana Roo y la Ciudad de México hicieron una alianza para estar juntos con un pabellón en IMEX, la feria de turismo de negocios más importante de Europa.

Mientras que Los Cabos anunció la creación de un nuevo fondo de promoción privado que, entre otras muchas acciones, garantizará la presencia de ese destino en los principales eventos de turismo de negocios.

Como un dato interesante, por lo menos en el evento de Fráncfort ya no estuvo ningún funcionario no diplomático del gobierno federal; lo que está permitiendo vislumbrar la independencia de las entidades en materia turística.

Tanto el del IMSS como el del turismo son casos inéditos, que también resultarán claves para entender la nueva forma de gobernar.

Por lo que se refiere al primero, resultaría insólito que el gobierno de López Obrador no estuviera dispuesto a ser más flexible en la ejecución del presupuesto, mientras no se llegue a ese punto en donde además se logre cortar de la mejor manera posible el problema de la corrupción. Y en lo que se refiere al turismo, ojalá esta nueva ola de decisiones independientes del presupuestalmente inexistente gobierno federal, no genere la tentación de querer imponer y controlar burocráticamente como ha ocurrido en otras etapas de la historia.

Si la Sectur ya no tiene herramientas para impulsar el turismo, al menos no debería frenar esta actividad.

 

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