Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

6 Jun, 2019

Preparan el Consejo de Diplomacia Turística

Entre las citas que fueron pospuestas por el intempestivo viaje de Marcelo Ebrard a Washington, para tratar de revertir el más reciente embate arancelario de Trump, una estaba pactada con el sector turístico.

Este martes, el secretario de Relaciones Exteriores tenía en su agenda una reunión con el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), que preside Pablo Azcárraga.

De hecho, había un antecedente, pues, al inicio de mayo, hubo un encuentro previo al que no asistió Azcárraga, ya que estaba de viaje en Turquía.

Entonces se gestó aquel desplegado que obtuvo este espacio, aunque no se llegó a publicar como estaba previsto, pues de lo que ahora se negocia dependerá en alguna medida el futuro de la relación de los destinos turísticos mexicanos con sus principales mercados internacionales.

Desde el inicio de esta administración, el presidente López Obrador instruyó a Ebrard para que las embajadas y consulados se mantuvieran en contacto con las aerolíneas y profesionales de los viajes en el extranjero. De allí fue que se diseñó un curso, a través del Instituto Matías Romero, que se encarga de la formación de los diplomáticos, para que cuenten con las herramientas para llevar a cabo ese trabajo que anteriormente realizaba el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).

En realidad, el diplomado, dirigido a embajadores y cónsules, ya va muy avanzado, pero hay un asunto pendiente que es definir a la institución que se encargará de impulsar la llamada “diplomacia turística”.

En todo esto ha estado trabajando Ignacio Cabrera Fernández, director general del Programa de Promoción Turística de la cancillería y quien también es el enlace con la Secretaría de Turismo, que encabeza Miguel Torruco.

El que hasta ahora se denomina Consejo de Diplomacia Turística (CDT) será presidido precisamente por los titulares de Relaciones Exteriores y Turismo, y contará con una Secretaría Técnica, para aglutinar después a empresarios del sector, funcionarios de Sectur, de Hacienda y secretarios estatales de Turismo. También se prevé que estén las secretarias de Desarrollo Agrario (Sedatu), de Medio Ambiente (Semarnat) y de la Función Pública.

Ya en la parte operativa, la Unidad de Diplomacia Turística contaría con un titular y un director que contaría con una estructura especializada en marketing digital, imagen, alianzas estratégicas, eventos internacionales, relaciones públicas y manejo de crisis. La idea, también, es sumar el apoyo de algunas empresas privadas, cuyos potenciales contratos siempre se asignen a través de licitaciones públicas. La parte fina de este nuevo modelo será consolidar una estructura que funcione eficientemente y que haya una buena coordinación con los empresarios turísticos que, además, no estarán limitados al CNE, sino que deberán ser representativos de todo el universo de negocios. También se requerirá que el gobierno federal dote de recursos al nuevo consejo y que las empresas privadas hagan aportaciones económicas.

De prosperar este planteamiento, se vería una “luz al final del túnel” pues, como lo demuestran claramente las cifras, hoy el turismo mexicano se encuentra en una curva descendente que si no se corrige devendrá en una crisis.

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