Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

24 Nov, 2020

Una recuperación asimétrica del turismo

Si la revista The Economist le dio al clavo con aquel análisis titulado Los dos Méxicos (The two Mexicos, en inglés), cuando se trata de la recuperación del turismo mexicano por la pandemia del covid-19, habría que hablar de Los cuatro o cinco Méxicos.

Al que mejor le está yendo es al de los destinos de playa, con fuertes inversiones nacionales y estadunidenses y una importante conectividad aérea con Estados Unidos.

Incluso allí hay sorpresas, pues encabezan las listas de recuperación Cancún y Los Cabos. Pero también está el caso de Cozumel, el cual está encontrando en la hotelería una luz —insuficiente, claro— para enfrentar la ausencia de cruceros.

Después están las grandes ciudades de negocios, como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, con una conectividad aérea importante, incluso no tan concentrada en Estados Unidos.

También están los destinos fronterizos con Estados Unidos, en donde se ha mantenido una actividad importante, pues si bien hay restricciones para el paso de mexicanos a ese país, sus habitantes no tienen restricciones para entrar a México.

Luego encontramos las ciudades y destinos cercanos a centros de población con buena conectividad interna, y finalmente las ciudades de negocios más pequeñas, las que se están llevando la peor parte en un escenario que, incluso, se ve más complicado para el año siguiente, cuando los bancos no seguirán postergando el pago del servicio de las deudas.

Uno de los retos para un gobierno federal al que le interesara el turismo sería detallar esas distintas realidades y apoyar con programas dirigidos a problemáticas radicalmente distintas.

Un primer esfuerzo es ese que ya hizo Héctor Flores Santana con su Reporte Gemes, mediante el cual ha comenzado a aportar datos duros sobre estas realidades tan diferentes.

En su edición de la semana pasada refiere que la llegada de visitantes internacionales por vía aérea a los destinos de playa, registra una disminución anual de -57.2 por ciento, contra -69.4% en lo que se refiere a los destinos de ciudad.

Pero resulta que Cancún, septiembre de 2019 contra septiembre de 2020, trae un ajuste de -63.1 por ciento, mientras que la Ciudad de México reporta una baja de -80.1 por ciento.

Si estas asimetrías son muy grandes, Gemes refiere que hay destinos como Cozumel y Morelia que están abajo -18.7 y -18.6%, respectivamente, lo cual si no es como para ”echar las campanas al vuelo“, sí muestra un daño acotado al problema.

Luego están Mérida, Monterrey o Huatulco, cuyos registros están 70 por ciento abajo en el noveno mes de este año contra el del año previo.

Hoy, los diferentes momentos de la recuperación turística no derivan del nivel de desarrollo de cada entidad; sino de la conectividad aérea, los mercados con los que se tiene más o menos relación (Canadá está fuera, por ejemplo), así como los esfuerzos de promoción que pueden hacer los destinos o empresas en particular.

Hoy no se necesita un programa de rescate al sector turístico mexicano, sino entender las problemáticas específicas y las soluciones particulares; una tarea que enfrentarán los estados que tengan claro que si las empresas turísticas no salen adelante, impactarán en los niveles de pobreza de las regiones donde se desarrollan.

 

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