Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

6 Abr, 2020

Una Semana Santa difícil de imaginar

 

Como otra lamentable señal para el turismo, hoy inicia la peor Semana Santa de la historia para un sector donde la incertidumbre no debería dar paso a la desesperación.

Braulio Arsuaga, presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), envió, a finales de la semana pasada, la tercera carta para Alfonso Romo, pero ahora junto con algunas organizaciones sindicales.

El jefe de la Oficina de la Presidencia recibió una propuesta para diferir el pago de las cuotas patronales del Instituto Mexicano del Seguro Social, Infonavit, afores y la demanda de un seguro de desempleo.

Además del CNET, firmaron la misiva los dirigentes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), la Cámara Nacional de Aerotransporte (Canaero) y la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac).

Las organizaciones empresariales y de trabajadores, unidas, le piden al presidente López Obrador que utilice las herramientas del gobierno federal para salvar el presente y el futuro de México.

La falta de respuestas –hoy el mandatario sólo ve los micronegocios– se resume en lo que sucedió el propio viernes por la tarde cuando Arsuaga tuvo que tomar la dura decisión de cerrar 10 hoteles de su cadena Presidente Intercontinental, sumando ya 12 en total.

El mejor escenario en Estados Unidos es que la economía se reabrirá a finales de mayo y junio es una fecha altamente optimista para el turismo mexicano.

Así es que, en este mes de abril, seguramente veremos cómo los gobiernos estatales tendrán que apoyar, no a las empresas, sino la supervivencia misma de los trabajadores.

El sábado pasado, Carlos Joaquín González, gobernador de Quintana Roo, lanzó un video en el que ofreció a los grupos de menores ingresos subsidio a la energía eléctrica, al agua y despensas para quienes no tienen cómo llevar el sustento a la mesa.

Otros estados, de persistir la falta de apoyo del gobierno federal, tendrán que recurrir a contratar deuda conforme la crisis vaya llegando al nivel de poner en riesgo la subsistencia de las personas.

Hoy los principales empresarios de Quintana Roo observan una gran diferencia, en comparación a otras crisis mayúsculas como las que han provocado los huracanes.

 

  • Se estima que en el caso de Wilma, por poner un ejemplo, hubo una derrama en el destino de más de 300 millones de dólares por concepto de indemnizaciones de los seguros.

Ahora, cuando llegue el regreso, todavía en el terreno de lo imaginario, los destinos  abrirán sus puertas de nuevo para recibir a los viajeros, pero no habrá dinero para poner las empresas en movimiento.

Ése es el tipo de preguntas que hoy están sobre la mesa y para resolverlas hará falta inteligencia, valor, liderazgo y ese ímpetu y esas respuestas no se ven por ningún lado.

 

  • Esta columna volverá a publicarse el lunes 20 de abril, con el profundo deseo de que el panorama sea menos oscuro.

Mientras, los invito a seguir las noticias importantes para el turismo a través de mi cuenta de Twitter: @carlosvelazquez

 

 

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