Confusiones

Es evidente que Carlos Urzúa no cree ni en las entrevistas ni en la comunicación, parecería director de Banxico antes de la autonomía: esa época en que todo se quería manejar con secreto. Los reguladores del sistema financiero conocen en prácticamente todo el mundo la importancia de la palabra como herramienta de política económica y monetaria. Mandar mensajes claros en el momento oportuno es fundamental. El secretario de Hacienda rehuye las entrevistas o conferencias de prensa. Sus ideas y pensamientos sólo se conocen en discursos y las peligrosas entrevistas de banqueta.

Esto ha generado distorsiones en la manera en que esta dependencia se comunica con la sociedad. Arturo Herrera ha fungido como una suerte de vocero de la SHCP y es quien ha tendido las líneas sobre el pensamiento de esta dependencia y su papel en la 4T. Sin embargo, esta política de bajo perfil genera vulnerabilidades importantes. Prefirieron quedarse con los golpes de Rocío Nahle, la populista secretaria de Energía, tras las confusiones sobre lo supuestamente dicho en el foro de Financial Times, en privado se habla de frases fuera de contexto y de precisiones que Urzúa consideró como innecesarias. Apostar a que el trabajo correcto dará frutos que se vean puede resultar equivocado. Las cosas no son como son sino como se perciben. No basta tener una visión correcta de la economía y actuar correctamente si no es apreciado.

REMATE EQUIVOCADO

El PAS no es amigo de los rumores y mucho menos de los chismes, sin embargo, sí vale la pena cuestionarse qué pasa con Adalberto Palma, presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Se trata de un hombre conocedor y con experiencia en el sector financiero, pero que ha estado excesivamente callado, pasivo en comparación con otros reguladores del sistema financiero. Existen por lo menos sus versiones. La primera es que sigue los lineamientos de Carlos Urzúa en el sentido de tener un bajísimo perfil y que, por lo tanto, está actuando de una manera institucional. La segunda es que tiene una muy mala relación con el secretario de Hacienda (los más afectos al chisme cuentan historias de egos) y que por eso no le ha autorizado vicepresidentes y que lo tienen corto con los recursos. Quienes están por esta versión incluso refieren las amables palabras que le dedicó el Presidente de la República durante la 82 Convención  Bancaria.

REMATE URGENTE

Más allá de la relación entre Urzúa y Adalberto Palma, hay un tema institucional que debe ser atendido urgentemente: los miembros de la Asociación de Bancos de México pugnan por una regulación diferenciada para los bancos. Tras la crisis de medicados de los 90, las autoridades mexicanas determinaron que todos los bancos tuvieran el máximo nivel de regulación (en el mundo hay dos escalones), lo que impone, entre otras cosas, que el 10% del personal deba trabajar en áreas de cumplimiento, lo que debilita mucho a instituciones con pocos empleados. Aquí hay dos posiciones: el temor de aflojar y crear una nueva crisis bancaria en contra de la necesidad de impulsar a las pequeñas instituciones. Los miembros del gremio que preside Luis Niño de Rivera pusieron como prioridad en su agenda lograr este cambio sin perder controles. De Hacienda no se conoce la posición y mucho menos de la CNBV. El PAS considera que la estabilidad del sistema financiero es superior al desarrollo de bancos, puesto que, durante más de una década, el crédito ha avanzado de una manera sana a tasas superiores a sus dígitos y, claramente, por encima del PIB.

REMÁTALA

Preocupación en el sector de medios de pago hay en torno a la empresa mexicana Prosa, el “switch” de transacciones electrónicas más grande de México y de América Latina, por haber perdido la certificación “PCI DSS”, exigida por operadores como Visa y Mastercard para dar cumplimiento a estándares internacionales de seguridad de datos para las tarjetas de pago en el mundo. Incluso, la empresa dirigida por Alejandro Morales Bustamante comunicó a sus clientes que esperan recuperar la certificación en octubre. Los servicios de Prosa cubren más de 160 millones de plásticos sólo en México.