David Páramo

Análisis superior

David Páramo

15 Ago, 2018

Corrupción en Capufe

El manual del perfecto corrupto mexicano tiene entre sus primeras recomendaciones defensivas el lanzar campañas anónimas y/o de trascendidos en medios de comunicación en contra de los enemigos, especialmente si estos están realizando investigaciones que podrían documentar actos ilegales cometidos por el usuario de este documento escrito en el ADN de quienes han usado al gobierno como una vía para el enriquecimiento ilícito.

El modus operandi es bastante sencillo: Se lanza una campaña en la que se acusa anónimamente al funcionario investigado de cometer actos de corrupción y/o de seguir caprichos personales, como el clásico: está colocando a sus cuates.

Para hacer un ejemplo sobre la forma cómo opera este manual bastaría leer las acusaciones anónimas en contra del representante del Órgano Interno de Control de Capufe, Sergio Coppel, a quien culpan de estar repartiendo huesos entre sus amigos.

Sencillo, directo, el intento de lavarse las manos. De una manera anónima se envía el infundio para ir generando la idea de que el funcionario, en este caso Coppel, actúa por pequeños intereses particulares y no en el cumplimiento de su función como servidor público: Revisar si los actos realizados por Capufe durante esta administración se han apegado a las normas.

VEROSIMILITUD

Sin entrar, al menos por hoy, al fondo de las acciones que se han realizado en Capufe, en una de las instituciones que tiene mayores señalamientos de la sociedad civil, y que es parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (el lugar donde existen mayores posibilidades de actos de corrupción o por lo menos ineficiencia en el gobierno de Enrique Peña Nieto), hagamos un ejercicio de verosimilitud.

El anónimo culpa al representante del OIC de estar violando la ley para colocar a sus cuates y por eso hostiga al director de Capufe, Benito Neme, quien, según esta versión, estaría defendiendo la legalidad y el cumplimiento de las normas dentro del sector público.

La otra posibilidad, desde mi punto de vista mucho más verosímil, es que Neme está furioso y preocupado porque le han ido removiendo a todos los funcionarios del OIC que eran, por decir lo menos, dóciles en cuanto a sus observaciones. Quizá la primera molestia del director de Capufe fue que no le avisaron de los cambios.

En la Secretaría de la Función Pública se tomó la decisión de poner a un nuevo responsable del OIC y hacer a un lado a cuatro funcionarios de auditoría que, en el menos malo de los casos, le habrían ayudado a planchar algunas revisiones para no tener problemas.

Hay por lo menos un caso en que Neme dio un nombramiento a uno de estos hombres en algo que podría ser pago a los favores recibidos, pero que, efectivamente, sí viola la norma. Este beneficiario fue el mismo que apareció en los Capufelinks, señalado por Mexicanos Contra la Corrupción por serias anomalías cometidas por el segundo del director de Capufe, Mauricio Sánchez Woodworth, en las que, supuestamente, se habría beneficiado en licitaciones a través de su hermana a protegidos de Neme, incluso presentaron algunos correos electrónicos.

OPACIDAD

El director de Capufe, abiertamente, ha entorpecido los nombramientos en el OIC, muy posiblemente para no tener quién lo audite y poder mantener una forma diferente de cobertura sobre los actos que se habrían cometido.

Como indica el manual de estos anónimos, se dan retazos de verdad fuera de contexto. Se dice que hay funcionarios en el OIC que no tienen nombramiento, pero si esto no ha ocurrido no es por falla de la Secretaría de la Función Pública, sino de las acciones dilatorias a los actos de transparencia emprendidas por Neme.

Algunos tratan de justificar a este hombre diciendo que es soberbio y que está molesto porque no fue tomado en cuenta en los cambios. Dicen que esta actitud le ha llevado no sólo a evitar cualquier acuerdo con Coppel, sino, además, a ponerse en una suerte de rebeldía contra el propio Carlos Ruiz Sacristán. En aras de la transparencia sería necesario que, sin andar mandando anónimos, el propio titular de la opaca SCT y/o el director de Capufe designado por él dieran algunas explicaciones.

Primero. ¿Por qué Neme no ha cumplido con los nombramientos de los funcionarios del OIC, como debió haberlo hecho antes del 14 de junio, plazo fijado por la Secretaría de Hacienda para las altas y bajas de funcionarios?

Segundo. ¿Por qué Neme no ha evitado una reunión con el responsable de supervisar las acciones que ha llevado a cabo este órgano de gobierno?

Tercero. Que tanto Neme como el propio Ruiz Sacristán den pruebas fehacientes de que no impedirán la transparencia en estas dependencias altamente cuestionadas por la sociedad.

Es obligación de los servidores públicos actuar con transparencia. Todo lo demás son chismes, por lo que habrá que esperar que para la próxima se presenten pruebas.

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