David Páramo

Análisis superior

David Páramo

3 Nov, 2020

No fue la pandemia

En la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis y su equipo se han tardado en intervenir las operaciones de Interjet antes de que ocurra un accidente, por lo que la línea aérea ha perdido viabilidad.

De una u otra manera, dejar que, como dijo el Presidente de la República, quiebren los que tengan que quebrar, podría resultar riesgoso en una industria en la que la seguridad es lo principal. Es lógico inferir que si la empresa no cumple con pagos, el mantenimiento de fondo de los aviones tampoco debe ir por buen camino.

Los problemas de la línea aérea no comenzaron con la pandemia, a pesar de que sus voceros y amigos traten de culpar a este hecho. En cualquier caso, la crisis de salud y la caída en las operaciones aéreas sólo precipitaron una situación que ya avanzaba, con más o menos firmeza, hacia la debacle.

Quizá el mejor ejemplo de la falsedad de esta versión es la situación de Aeroméxico. La línea aérea, como todas en el mundo, ha pasado graves problemas que la llevaron a una reestructura bajo los principios de las leyes de Estados Unidos.

El proceso de la aerolínea que comanda Andrés Conesa ha implicado medidas difíciles, como el despido de poco más de 600 sobrecargos, lo cual se dio con autorización de la corte. Del otro lado, hace unos meses se autorizó una capitalización por mil millones de dólares.

A pesar de la situación, la cual tiene gravísimos impactos en la industria aérea, Aeroméxico no ha perdido viabilidad porque sus finanzas se encontraban sanas antes del 28 de febrero, considerado éste como el día oficial en que estalló la crisis de salud/financiera por covid-19.

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REMATE PROBLEMÁTICO

El principal problema de Interjet no proviene de la crisis de salud, sino de una montaña de incumplimientos de pago por parte de la empresa presidida por Miguel Alemán. Durante muchos años creyeron que era opcional quedarse con impuestos retenidos por conceptos de IVA, ISR, derechos del INM, así como pagos de combustible y servicios aeroportuarios. Esta práctica fue común, por lo menos desde 2013.

Según versiones benevolentes, estaban en pleno proceso de reestructuración cuando llegó la pandemia, lo que ha complicado muchísimo su operación. Esta versión es, por lo menos, una bastante generosa de la situación.

A raíz de revisiones realizadas por el SAT, la empresa había venido corrigiendo su situación fiscal y, en los últimos hechos, los socios de Interjet ofrecieron cumplir con los impuestos atrasados poniendo bienes de su propiedad, sin embargo, la operación no ha cuajado, pues no han podido demostrar que esos activos les pertenezcan.

Tal y como lo había anticipado hace semanas el Padre del Análisis Superior, estos incumplimientos son los que llevan a la línea aérea a una situación de quiebra. El paro de las operaciones a partir de este mes fue porque Interjet no ha pagado el combustible desde hace ya más tiempo del que puede tolerarse.

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REMATE CAPITALIZADO

Antes se intentó una capitalización con inyección de recursos por parte de Alejandro del Valle y Carlos Cabal. La intención era no sólo pagar lo más urgente, sino también lograr esquemas de financiamiento, los cuales no progresaron por la gran cantidad de asuntos pendientes.

Aquí, vale la pena destacar que la operación no está detenida por responsabilidad de quienes deseaban ser los nuevos inversionistas, sino porque se encontró que los problemas financieros eran muy superiores a los que podían verse.

Entre estos problemas también se cuentan los de los trabajadores. Hoy se tiene contemplada una manifestación por parte de los sindicalizados que acusan a la empresa de primero pedirles que disminuyeran “voluntariamente” su sueldo y, casi acto seguido, los despidió con el nuevo nivel salarial. De acuerdo con la convocatoria de los trabajadores, la compañía les debe dos meses de salario y, muy grave, durante este lapso les han hecho por lo menos cinco promesas de pago. Tristemente, es casi imposible que estas personas reciban el producto de su trabajo.

Cuando Interjet surgió parecía una gran noticia para la competencia. El nacimiento de una oferta diferenciada que tendería a disminuir los precios, sin embargo, la familia Alemán se perdió en el camino, causando un gravísimo daño, primero a sus trabajadores, después a los clientes que confiaban en ellos, y finalmente a todos sus acreedores.

 

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