David Páramo

Análisis superior

David Páramo

10 Oct, 2018

Reacción de mercados

La decisión entre continuar con la obra del NAIM o avanzar con el concepto de Santa Lucía se ha convertido en un complicado rompecabezas para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que, en este punto, podría marcar toda su administración.

Desde el punto de vista técnico, no queda ninguna duda de que la mejor opción es el NAIM, considerando la gran cantidad de estudios nacionales y extranjeros que, desde muy diversas aristas, avalan no sólo la superioridad de este proyecto, sino también la inviabilidad del concepto de Santa Lucía.

Es importante destacar que, oficialmente, Mitre ha señalado que no ha realizado ningún estudio en el que se avale la operación simultánea del aeropuerto Benito Juárez y Santa Lucía. Sólo, desde el punto de vista teórico, establecieron que podrían operar si los vuelos se espaciaran tanto, que las operaciones serían menores de las que hoy se tienen con el actual aeropuerto.

La OACI ha señalado oficialmente que no están realizando ningún estudio sobre el aeropuerto de Santa Lucía. Con la mejor de la buena voluntad quizá pueda ser la opinión de Víctor Hernández, quien es un oficial regional de manejo de tráfico aéreo, búsqueda y rescate de la OACI, es decir, no sería un estudio, sino la creencia de un empleado de ese organismo de las Naciones Unidas.

ECONOMÍA

El Presidente electo abrió la puerta para que el NAIM continuara si todo el financiamiento era privado, actualmente lo es en un 70%, y hay grupos que están sumamente interesados en participar: Grupo Carso, Asur y GAP han manifestado abiertamente que les gustaría participar e incluso han expresado que podría ser en consorcios con empresas extranjeras.

Ayer le informé que la AMIB había diseñado un esquema dentro del mercado de valores que evitaría que se usaran fondos públicos para llevar adelante esta obra.

Suspender el NAIM implicaría una fuerte fricción con los mercados de valores. No debe olvidarse que hay una colocación de seis mil millones de dólares y un bono por 30 mil millones de pesos. ¿Cuál será la reacción de los inversionistas institucionales a nivel global no sólo sobre estas emisiones, sino también sobre la confianza en los proyectos impulsados por el nuevo gobierno que requieran financiamiento?

El asunto va mucho más allá de un fuerte movimiento especulativo en el corto plazo, que podría presentarse en cualquier momento, que implicaría un fuerte movimiento en el tipo de cambio.

SOCIEDAD

El ganador de las elecciones tiene el reto de acomodar otra pieza en el rompecabezas. Ayer cuestionaba cuál sería la posición en la que quedaría Javier Jiménez Espriú, nominado como próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, con cualquiera de las determinaciones, puesto que ha incurrido en un gran desgaste con grupos de iniciativa privada con los que necesariamente tendrá que interactuar y cooperar mientras esté en el ejercicio del cargo.

Sin embargo, un elemento que también se debe considerar es qué pasaría si el resultado de la toma de opinión (hoy se sabe que será votación en algunos municipios que, según sus organizadores, podría llegar a medio millón de votos, más una encuesta sobre la cual no hay definiciones) es a favor del NAIM.

Grupos radicales, como los recientemente revividos macheteros de San Salvador Atenco, que fueron fundamentales para la aplastante victoria electoral de Morena, han convertido en una suerte de bandera oponerse el NAIM porque lo consideran como una obra corrupta y simbólica del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Un escenario en el que la decisión popular estuviera en línea con las opiniones técnicas mayoritarias implicaría un gran reto para López Obrador, puesto que tendría que hacer una suerte de operación cicatriz con grupos que le han sido particularmente cercanos y podrían sentirse profundamente decepcionados.

Algunos consideran que resulta sumamente complicado pensar que el primer acto de gobierno que tendrá el nuevo Presidente será una decisión en contra de los deseos de sus seguidores más cercanos, sin embargo, tampoco puede despreciarse la decisión técnica y el impacto que tendrá desde el punto de vista económico no sólo por el hecho, sino también por las implicaciones que tendrá en la relación con los inversionistas.

La decisión, que en última instancia será del Presidente de la República, se ha convertido en un muy complejo rompecabezas en el que, según parece, la posibilidad de alcanzar un buen resultado es bastante difícil.

NECIO

Mario di Costanzo no entiende. El hombre que se entregó a Luis Videgaray para conseguir un puesto como presidente de la Condusef, en la que ha hecho un trabajo patético, no sólo intentó quedarse en el puesto, sino que además, ahora está tratando de que lo hagan presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, algo que resulta prácticamente imposible a la luz de la traición al equipo de López Obrador, hace seis años, y al pésimo trabajo que realizó.

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