David Páramo

Análisis superior

David Páramo

11 Jul, 2018

Se queda alta

La inflación no está disminuyendo como se esperaría, y después de conocer el dato de junio, las preocupaciones expresadas en la minuta de la más reciente Junta de Gobierno del Banco de México se ven con mayor claridad.

Si bien es cierto que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto la inflación ha crecido a una tasa promedio anual del 3.9%, el indicador más bajo desde que se tenga registro (los precios comenzaron a medirse en 1970), lo cierto es que esta administración podría cerrar con una inflación que, por segundo año consecutivo, supere la meta del instituto emisor y que, peor aún, marque una tendencia creciente, por lo menos, el año próximo.

De acuerdo con los datos del Inegi, el mes pasado la tasa de crecimiento anual de los precios rompió la consistente tendencia a la baja que había registrado desde diciembre, cuando se ubicó en 6.77% y disminuyó a un mínimo de 4.5% al cierre de mayo, para repuntar al 4.6% al cierre del mes pasado.

Para el ojo poco experto se trata de un crecimiento mínimo, pero la realidad es que el cambio en la tendencia sólo puede ser visto como una muy mala señal, no únicamente porque dificulta el cumplimiento de la meta, sino por los componentes que han impulsado el alza en los precios.

La parte más grande en el crecimiento sostenido y generalizado de los precios corresponde a gasolinas y gas LP. Impactos como la depreciación del tipo de cambio son de menor orden, toda vez que poco más del 10% de los productos del país tiene que ver directamente con el tipo de cambio.

GASOLINA

La liberación del precio de las gasolinas (una medida económicamente correcta, socialmente justa y ecológicamente pertinente, porque era un subsidio a los más ricos), ciertamente, ha sido parte del aumento de los precios, pero su impacto negativo ha sido menor que los beneficios al país, puesto que se liberan recursos fiscales. Sin embargo, es claro que el próximo gobierno buscará regresar al mismo esquema que se adoptó en 2008, por la administración de Felipe Calderón, y que fue conocido como los gasolinazos.

En otras columnas le he explicado que esta palabra, poco clara, se ha usado lo mismo para cuestionar que se fijara el precio de la gasolina y se le diera un incremento inflacionario, como nuevamente lo plantea el gobierno de Andrés Manuel López Obrador para 2019, que ese mismo esquema, pero con las alzas mensuales que se aplicó en esta administración y la liberación de los precios.

En las maromas de la semántica, ahora hay quienes dicen que no es gasolinazo regresar al esquema que dio origen a la palabra. Como sea, pueden decir que no es lo mismo, pero es igual.

En cualquier circunstancia, con los precios de los combustibles poco puede hacerse, ya que derivan de un precio internacional en un negocio en el que los márgenes son sumamente pequeños.

GAS LP

Donde la situación es mucho más grave, pero nadie ha querido poner atención, es en el gas LP, donde, si bien también se liberó el precio como parte de la Reforma Energética, hay graves deformidades a la competencia.

Tradicionalmente, la industria del gas LP creció con un esquema similar al de los cárteles delincuenciales. Una empresa tenía un territorio, las demás no intervenían en él y los empresarios de este sector (muy pocos y con fuertes vínculos entre familiares y de negocios) se mantenían tranquilos.

Con la apertura se esperaba que entraran nuevos distribuidores que ayudaran en la formación de precios correctos, sin embargo, no sólo no entraron, sino que además aquellos quienes tienen posiciones preponderantes ampliaron sus territorios, estableciendo precios superiores a los que podría generar el mercado por la vía de la colusión y de ahí que, lejos de generarse competencia, la situación sea más complicada.

La Comisión Reguladora de Energía, encabezada por Guillermo García Alcocer, ha establecido una serie de acciones que buscan disminuir los precios y que van desde la creación de una aplicación para que los usuarios puedan encontrar en su zona cuáles son los proveedores de servicios de menores precios.

Adicionalmente, ha aportado datos para que la Comisión Federal de Competencia pueda realizar una investigación que revele prácticas en contra de la competencia por parte de los participantes en el mercado de gas LP.

Desgraciadamente, la comisión que mal preside Alejandra Palacios ha sido mucho peor que en otras ocasiones. No ha hecho mucho más que algunas declaraciones públicas, decir que va a iniciar una investigación y no más.

A esta grave ineficiencia le deben añadir el servilismo. Este organismo autónomo del Estado emitió un comunicado en el cual se ponen a las órdenes del gobierno que tomará posesión a partir del primero de diciembre.

Ellos no están, al menos no deberían, para cumplir la agenda del gobierno en turno, sino para cumplir con la agenda de la competencia a favor de los ciudadanos. Sin embargo, entre más ineficiencias, más serviles.

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