David Páramo

Análisis superior

David Páramo

20 Mar, 2019

Sentido común

Cuando el Padre del Análisis Superior escucha las declaraciones de Rocío Nahle imagina que esta mujer vive en una realidad paralela en la que no existe el sentido común. Afirma, por ejemplo, que una invitación restringida es mejor que una licitación abierta para evitar casos de corrupción como el de Odebrecht. Aseguró que las empresas invitadas cuentan con altos estándares morales en contra de la corrupción y, antes, habían dejado entrever que vienen de naciones donde no hay corrupción. Si el sentido común está apagado, las declaraciones suenan impecables, pero, si tiene activado el que los amigos del lugar común llaman el menos común de los sentidos, entonces todo se desmorona como pan en leche.

Primero. En México no hay nadie condenado por el caso de Odebrecht. Es probable que sí existan actos de corrupción por parte de esa empresa con funcionarios de Pemex, pero, hasta ahora no hay ningún condenado. La Fiscalía General de la República no ha dado ninguna información fehaciente sobre procesos o acciones en contra de ninguna persona o empresa. De la presunción de inocencia, mejor ni hablamos.

Segundo. Nadie puede asegurar que no exista corrupción en naciones como Australia, Estados Unidos o Francia. Este último país acaba de tener un gran escándalo con su empresa estatal Renault.

Más allá, las cuatro empresas invitadas han estado implicadas en actos de corrupción a lo largo de los años, como se puede corroborar con una simple búsqueda en internet. ¿Nadie en Pemex o la Sener hizo esta revisión?

Aquí es necesario un axioma del PAS: Los actos de corrupción son cometidos por personas y no por instituciones.

Tercero. Va en contra del sentido común pensar que una licitación restringida es mejor que una abierta. Ya quedó probado que no evita la corrupción, las cuatro empresas tienen sus historias. De Odebrecht sería bueno conocer la verdad jurídica, no la verdad mítica.

En el terreno de lo deseable está, si Nahle o alguno de sus muchachos tienen pruebas de corrupción en el caso de Odebrecht y Pemex, pues que las presenten ante las autoridades correspondientes. No a la corrupción, no a la impunidad y menos a los pactos políticos con el gobierno anterior.

La práctica común en el mundo es hacer bases muy sólidas en la que, con criterios objetivos, se puedan medir la seriedad, capacidad técnica y económica de los participantes. Estableciendo normas que sancionen las mentiras o los actos de corrupción, así como establecer fuertes castigos en caso de cualquier incumplimiento.

Conocer a los competidores da una información muy relevante a los participantes, puesto que en el menos malo de los casos saben en qué rangos ofertas. En el peor de los casos se pueden poner de acuerdo para realizar la oferta. No sería ni la primera ni la última vez que esto sucede en el mundo.

Si no tuvieran un tumor de soberbia, complicado con ideología setentera, podrían ver casos de licitaciones exitosas en el país como los que ha realizado en últimos tiempos el IFT, que tiene como consejero presidente a Gabriel Contreras.

REMÁTALA

En las convenciones bancarias siempre se presenta una situación rara. Grupos de la prensa, a veces manejados por publirrelacionistas, quieren imponer algunos temas: en esta ocasión son las comisiones bancarias.

En la otra esquina está la agenda que establece la Asociación de Bancos de México. A reserva de un análisis superior, lo que este gremio buscará mostrar es una gran y profunda unidad con el gobierno de López Obrador, la cual es mucho más profunda que un discurso.

REMATE DE CABEZA

Entre los funcionarios de la Secretaría de Hacienda existe una suerte de angustia por el futuro cercano. Sabían que mantenerse del lado correcto de la historia no sería popular entre sus pares, pero los ataques desde sus trincheras están subiendo de tono. Habrá que ver cómo es tratado Carlos Urzúa esta semana que se reunirá, junto con su jefe, con los banqueros.

 

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