3 razones que harán difícil superar el nulo crecimiento de México

El crecimiento en 2019 ha demostrado ser mucho más débil de lo que nadie había previsto incluso hace unos meses.
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El impacto sobre la popularidad del presidente López Obrador ha sido muy limitado y mucho menos adverso de lo esperado. Foto: Cuartoscuro
El impacto sobre la popularidad del presidente López Obrador ha sido muy limitado y mucho menos adverso de lo esperado. Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.- El crecimiento en 2019 ha demostrado ser mucho más débil de lo que nadie había previsto incluso hace unos meses. A pesar de estos resultados, el impacto sobre la popularidad del presidente López Obrador ha sido muy limitado y mucho menos adverso de lo esperado. A nivel institucional, la presente administración ha tenido dos problemas: el primero tiene que ver con la alta rotación de personal en los niveles federal y estatal; el segundo tiene que ver con los abruptos recortes presupuestarios en varias áreas gubernamentales que han impedido que varios sectores del gobierno tengan un correcto funcionamiento.

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Estas dos fuertes restricciones institucionales han llevado a los mercados a proyectar unas perspectivas bajistas también para 2020, con pocas esperanzas de cambiar esa tendencia. Así, cabe preguntar cómo se planea crecer en 2020 y en el resto del sexenio.

FACTORES

El mayor problema para casi todos los analistas es que este patrón de poco o nulo crecimiento no se ve muy fácil de superar por tres razones principales: el gobierno ha implantado políticas sorprendentemente conservadoras, sobre todo para un gobierno que se dice de izquierda. Esto lo ha mostrado al implementar un ineficiente recorte de gasto público, y con la búsqueda de un superávit primario en condiciones de claro estancamiento de la actividad productiva. Y es que, según la SHCP, de enero a agosto del 2019 se gastaron 232 mil millones de pesos menos de lo programado.

La segunda razón que hace difícil retirar estas expectativas bajistas se relaciona con el “boxeo de sombra” que está instrumentando el sector privado. Se sacan la foto, el presidente AMLO acude y habla en sus foros, pero no están invirtiendo y no lo harán hasta no ver un cambio en la política presente del gobierno.

En ese sentido, no se puede decir que los empresarios estén “apoyando” a la administración: hay una caída en la inversión privada en todos los niveles que llevó a tener una reducción en la actividad económica del 0.6% con respecto al año anterior, según los datos disponibles para julio. La imagen se ve mucho peor para las actividades industriales, en donde la caída con respecto a julio del año pasado fue de 2.8%. Y no es para menos: el consumo privado cayó a una tasa anual de 0.3%, el consumo público disminuyó en 2.3% y la formación bruta de capital fijo se desplomó a una tasa anual de 7.3%. Estas cifras son las más bajas desde el cuarto trimestre de 2009.

La tercera razón tiene que ver con la visión de la presente administración con respecto al sector energético.

Por ahora la producción está estancada en 1.7 millones de barriles por día. Ahora bien, el gobierno no ha cambiado los planes de continuar con Dos Bocas, en tanto la otra estrategia de explotar cerca de veinte pequeños campos de petróleo en aguas poco profundas es vista por los expertos como insuficiente.

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Así las cosas, y en un intento de buscar una salida al problema del estancamiento se ha anunciado un paso que todos esperaban que fuera positivo, pero ha resultado ser más de lo mismo.

Nos referimos al decálogo de política industrial dado a conocer por Ernesto Acevedo, subsecretario de Industria y Comercio, en el primer encuentro empresarial para la integración de cadenas productivas. Cosa curiosa, la “política industrial” de AMLO sólo se centra en mayor apertura comercial y regulación a la economía, pero olvida hacer referencia alguna a la construcción, la minería y a la generación y transmisión de energía, esto es, excluye a 3 de los 4 componentes que definen a la “industria”, según el Inegi. Tampoco hay definiciones sobre las zonas industriales que se encuentran en fase de desarrollo ni los beneficios que podrían tener.

Según el IDIC, esto sólo deja ver que es más de lo mismo, pues al compararlo con el Programa de Política Industrial y Comercio Exterior presentado por la administración de Ernesto Zedillo, se dan cuenta que hay una gran coincidencia en la estrategia económica a implementar. Así, AMLO quiere hacer lo que tanto se ha cansado de criticar: un gobierno que privilegia al mercado exterior como motor de crecimiento económico.

Escrito por:  Ismael Valverde, analista de llamadinero.com

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