Cancelación del NAIM hizo que se perdieran 9 años de confianza de inversión privada

A dos años del anuncio el gasto de capital privado ha venido cayendo desde entonces y se convirtió en el principal lastre para el crecimiento
Economía -
A dos años del anuncio el gasto de capital privado ha venido cayendo desde entonces y se convirtió en el principal lastre para el crecimiento. Foto: Cuartoscuro.
A dos años del anuncio el gasto de capital privado ha venido cayendo desde entonces y se convirtió en el principal lastre para el crecimiento. Foto: Cuartoscuro.

CIUDAD DE MÉXICO.- El próximo 29 de octubre se cumplirán dos años en que, tras avalar una consulta popular, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador decidió la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, evento tras el cual la inversión privada dejó de ser una de las principales fuentes de crecimiento del país.

Datos del Inegi muestran que tras la salida de la crisis global 2008-2009 y hasta el tercer trimestre de 2018, el sector privado nacional y extranjero apostaba su capital en el país e incrementaba en 1.0% promedio trimestral su inversión productiva, es decir, aquella que genera empleos y aumenta el valor de los activos fijos del país.

Sin embargo, tras el anuncio de la cancelación del NAIM, esta inversión productiva privada cayó a una tasa promedio trimestral de 1.7%, hasta antes del inicio de la pandemia del covid-19.

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Con esto, en tan sólo año y medio, el país perdió el esfuerzo que se construyó durante casi nueve años en cuanto a confianza para la inversión del sector privado.

Así, la inversión privada fue el rubro de la demanda más afectado tras el evento de la cancelación del NAIM, y el componente que más contribuyó a la caída del PIB en el periodo de referencia, con 0.28 puntos porcentuales promedio de los 0.37 puntos en que cayó la economía.

FACTORES

Sofía Ramírez, directora general de México ¿Cómo Vamos?, explicó a Excélsior que, más allá del costo directo de la cancelación de la obra del aeropuerto de Texcoco, que fue tanto el gasto ejercido como el pago a contratistas e inversionistas, el costo más importante fue el incumplimiento de los compromisos del Estado Mexicano, con un procedimiento que no fue el adecuado para una decisión de tal magnitud.

Fue una decisión que no se hizo a partir de una investigación de corrupción en el cual se probara que hubo corrupción, ni tampoco buscando las condiciones para evitar el menor daño al erario. Y tocó pagar la cancelación con dinero de los contribuyentes”, explicó.

Sofía Ramírez añadió que otro costo que se añade a la decisión es que no se garantizó plenamente la restauración ambiental.

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Fue una decisión que afectó la confianza de los inversionistas hacia el país, y la forma en que se canceló la obra no fue la más adecuada. La solución era irse a tribunales, presentando las denuncias correspondientes por corrupción y los daños ambientales tangibles, con el fin de que el resultado hubiese sido cobrarle a proveedores y contratistas por sus fallas, y no al revés como sucedió, que tocó pagarles a ellos millones de dólares por esa decisión”.

Dijo que de haber habido pruebas “quizás el resultado habría sido también cancelar la obra, pero ya en otros términos para el Estado”.

La directora de México ¿Cómo Vamos? afirmó que los argumentos anteriores aplican a otras decisiones como la cancelación de una cervecera en Mexicali, o incluso, la más reciente sobre la desaparición de fideicomisos públicos.

HACE FALTA UN “BLINDAJE SOCIAL” EN OBRA PÚBLICA

El error de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, mostró la necesidad de que el país cuente con instituciones sólidas que permitan “un blindaje social”, para que ese tipo de obras no se cancelen fácilmente, a través de mecanismos de mayor transparencia, e incluso financiarlas vía acciones colocadas entre toda la ciudadanía, afirmó Manuel Molano, economista en jefe del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).

Dijo que aunque los argumentos usados por el gobierno para cancelar el NAIM no ameritaban tal decisión extrema, la acción tuvo cierto respaldo popular debido a las fallas que se cometieron.

Si hubiera habido más transparencia en la parte inmobiliaria y en los usos de suelo, no habrían cabido las acusaciones de que sólo un grupo pequeño de políticos eran los que habían comprado terrenos y se iban a beneficiar de la obra”.

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Molano añadió que “un día nos levantamos con que Norman Foster le diseñó un aeropuerto al presidente Peña Nieto. Nadie supo cómo lo escogieron, nadie supo los distintos proyectos que compitieron, qué ventajas y desventajas tenían cada uno, el manejo hidrológico de cada uno. Se pudo haber hecho ambas cosas: el saneamiento del antiguo lago de Texcoco y el aeropuerto... Si te das cuenta, construir el NAIM fue una decisión en la que no hubo ningún blindaje social de la decisión, por eso la legitimidad en buena parte de la población para aceptar su cancelación”, explicó Manuel Molano.

Comentó que otro aspecto es que, si la obra se hubiera financiado en el mercado de capitales en lugar de un sindicato de bancos, probablemente la historia hubiera sido otra.

Era una oportunidad para decirle a los mexicanos que todos podían beneficiarse a través de la compra de acciones del proyecto, que cualquier persona hubiera podido ser inversionista de la obra, y que hubiera visto sus frutos en el largo plazo”, añadió.

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