El brinco peligroso de las materias primas

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Como siempre en economía, hay ganadores y perdedores, y los países productores de materias primas (México entre ellos) están teniendo un año muy bueno. Imagen: iStock
Como siempre en economía, hay ganadores y perdedores, y los países productores de materias primas (México entre ellos) están teniendo un año muy bueno. Imagen: iStock

Las materias primas, los insumos generales que alimentan la producción de los bienes que consumimos en el mundo, están gozando su mejor año en dos décadas. Luego de languidecer debido al exceso de oferta, desde que el colapso económico provocado por la pandemia Covid tocó fondo en el verano pasado, la vorágine de liquidez inyectada por los bancos centrales y la explosión de los déficits gubernamentales ha sido parcialmente canalizada hacia ese mercado, inflando los precios. Pero hay algo más allá que una burbuja por exceso de liquidez: en efecto, la demanda por materias primas está disparándose.

Desde el petróleo, la materia prima más demandada del mundo, pasando por el gas natural, el oro, la plata, y sobre todo el cobre, pero también el maíz, el trigo, el café, el cacao y en especial la madera, las materias primas a lo largo y ancho del espectro se están disparando peligrosamente.

Como siempre en economía, hay ganadores y perdedores, y los países productores de materias primas (México entre ellos) están teniendo un año muy bueno en sus cuentas externas, mientras que aquellas naciones y sectores que son demandantes netos de las mismas, están enfrentando un incremento importante en sus costes de producción.

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Pero independientemente de los ganadores y perdedores, hay un efecto general: el aumento en el coste de los insumos generales comienza a ejercer presión sobre los bienes y servicios finales, creando las condiciones para un repunte inflacionario. Veamos algunos ejemplos.

El más importante de todos los insumos de la economía (todavía), el petróleo, se cotizaba hace un año en poco menos de 39 dólares el barril, algo notable si recordamos que en lo más profundo de la crisis Covid en 2020 el barril llegó a tener un precio negativo. Esta semana el barril se ubicó en cerca de 69 dólares, un brinco notable, de casi 77 por ciento en los últimos doce meses.

El mercado petrolero ha sido determinado por dos fuerzas. Por el lado de la oferta los acuerdos para limitar la producción durante lo profundo de la recesión Covid se cruzaron con un despegue espectacular de la demanda conforme las economías han reabierto al amparo de la vacunación masiva de los países más grandes. Recientemente los productores de petróleo acordaron aumentar gradualmente la producción, pero no parece ser suficiente para saciar la demanda disparada por la potente recuperación económica.

Pero si el petróleo ha brincado, el salto pegado por el cobre es aún más fuerte. Empujado por la demanda de la transmisión de datos y otras fuentes, el contrato de 2,500 libras de cobre ha pasado en un año de 2.5430, a 4.6007 esta semana, un salto de más de 84 por ciento.

Incluso el aletargado gas natural, cuyo precio dormitó por décadas ante la inundación del mercado procedente de la revolución petrolera del gas shale, del cual el gas es un subproducto, ha vuelto a la vida, y el contrato de 10 mil BTus se ha incrementado 70 por ciento en los últimos doce meses.

Pero no sólo los energéticos. Los alimentos, en particular los granos y cereales presentan un despegue dramático de sus precios. Uno crítico para México, el maíz, se ha disparado de 329 dólares por cinco mil bushels, hasta 772 que alcanzó la primera semana de mayo, un incremento de 134 por ciento en los últimos doce meses, provocado por la reducida oferta debido a la sequía en las zonas productoras y al incremento en la demanda al reabrirse las economías.

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Pero sin duda uno de los casos más llamativos es el de la madera. Las casas en los Estados Unidos son mayoritariamente construidas con madera, a diferencia de México, en donde preferimos ladrillo o concreto. El renovado auge hipotecario en la economía vecina ha hecho que el precio de la madera suba a un máximo de 379 por ciento a inicios de mayo, y aunque de entonces a la fecha ha bajado un 30 por ciento, el incremento en el precio tiene la volatilidad de una criptomoneda.

Ya sea bitcoin, o el precio de las acciones de AMC o Gamestop, o de la madera o el maíz, todo sube. El mercado de materias primas está viviendo los mejores meses en décadas. Pero hay algo importante. Ni las acciones de AMC, ni de Bitcoin, ni de Amazon, ni de Facebook forman parte del índice de precios al consumidor. No pesan en las medidas de inflación. Así que, aunque exista una burbuja especulativa en el mercado accionario, los bancos centrales no se preocupan mucho. Pero es distinto si la locura alcista llega también al mercado de materias primas, las cuales están en la base del cálculo de la inflación.

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