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El cambio climático ha puesto en jaque al Canal de Panamá, generando perturbaciones en los tiempos para cruzarlo. Ante esta situación, el escenario se prepara para que uno de los proyectos estrella de este sexenio, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, entre al juego.
El canal de Panamá, una maravilla de la ingeniería civil, la cual conecta el océano Pacifico con el océano Atlántico, y por la cual se transita 57.5% del total de la carga que se transporta mediante buques de Asia con dirección a la costa este de los Estados Unidos y viceversa, además participa con alrededor de 6.0% del comercio marítimo mundial, esto lo convierte en un punto estratégico para el comercio a nivel mundial.
Lo que se planteó como una solución para el comercio y la logística desde hace más de 100 años, hoy se encuentra en crisis y es debido al cambio climático, este canal necesita de agua dulce para su funcionamiento y está la obtiene a través de unos lagos artificiales que a su vez mantienen sus niveles debido a la lluvia, pero debido a la fuerte sequía que se ha presentado en la región, estos no han regresado a los niveles óptimos para mantener funcionando con normalidad el canal.
Este no es un problema reciente pues desde 2019 la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha mostrado la disminución del nivel de agua hasta dos metros menos al promedio histórico en los lagos Gatún y Alhajuela, siendo estos los lagos artificiales que mantienen funcionando el canal de Panamá y en diversos estudios mencionan que la situación podría seguir esa tendencia y esto es debido a las sequías provocadas por el cambio climático.
Si expresamos esta información en números, notamos que a lo largo de 2022 transitaban 40 barcos diarios, cifra que se ha visto disminuida a solo 32 diarios en últimos meses del 2023, es decir 20% menos de tránsito diario del canal. Provocando que el número de buques a la espera de transitar por el canal ascienda a 153, cuando en circunstancias normales eran tan sólo 90, llegando a nueve días en el tiempo de espera para hacer uso del canal.
¿Y cuál sería la solución para compensar esta caída en el tránsito del canal de Panamá? La respuesta a esta pregunta podría estar en nuestro país con el corredor transístmico ubicado en el Istmo de Tehuantepec.
Dentro del plan de desarrollo hecho por el presidente, se encuentra la elaboración del corredor transístmico, el cual consolidará una logística entre los puertos marítimos de Coatzacoalcos en Veracruz, (el puerto más importante del país este año con respecto a su movimiento de carga el cual, al mes de julio ha llegado a casi veintiún millones de toneladas) y Salina Cruz en Oaxaca (el cuarto más importante del Pacífico con un movimiento de carga en del mes de julio de poco más de seis millones de toneladas), ambos han recibido una inversión para aumentar su capacidad de carga.
Estos están conectados por una red troncal ferroviaria con una longitud de 316.38 km de puerto a puerto y una red de carreteras, que cuenta con una longitud de 7,328 kilómetros.
Además, se está desarrollando una serie de puertos secos que estarán ubicados a lo largo del corredor que serán denominados “polos de desarrollo”. En estos lugares existirán incentivos fiscales para la inversión, entre los que incluyen la excepción del IVA y el ISR durante los primeros 3 años para las empresas que decidan instalar una fábrica o una línea de producción en dichos puntos.
El denominado Corredor Transístmico no tendrá las mismas características del canal de Panamá, su principal diferencia es que para llegar de costa a costa deberán de descender las mercancías subirlas a un tren o camión y posterior a esto volverlas a subir a un barco pero ahora en el océano atlántico o viceversa, de acuerdo a las estimaciones realizadas a pesar de esta logística, se espera que este proyecto ahorre tiempo y sea más barato que el canal de Panamá, siendo este una gran opción.
Por otro lado, una vez que ya esté operando el corredor transístmico se espera que se logren transportar alrededor de dos millones de toneladas de carga solo considerando las vías férreas, pero sin duda esta cifra podría aumentar, pues para el año 2029 está proyectado que esta cifra se incremente a 2.5 millones de toneladas.
Si la situación del canal de Panamá se agravara y los tiempos de espera continuaran aumentando, el corredor transístmico se convertiría en una de las principales opciones para el envío de mercancías entre los dos mayores océanos del mundo el Atlántico y el Pacífico.
Este corredor transístmico permitiría dinamizar a una de las regiones más rezagadas y pobres rezagados de nuestro país.
Por Miguel León y Noé Areyane Nolasco, analistas de llamadinero.com
