La Fed, la inflación y las tasas: ¿Chiflar o comer pinole?

Nada es para siempre, y algún día la Reserva Federal (la Fed), tendrá que comenzar a retirar la colosal liquidez que inyectó en los mercados a partir del cierre de la economía como resultado del covid.
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Nada es para siempre, y algún día la Reserva Federal (la Fed), tendrá que comenzar a retirar la colosal liquidez que inyectó en los mercados a partir del cierre de la economía como resultado del covid. Foto: Reuters
Nada es para siempre, y algún día la Reserva Federal (la Fed), tendrá que comenzar a retirar la colosal liquidez que inyectó en los mercados a partir del cierre de la economía como resultado del covid. Foto: Reuters

CIUDAD DE MÉXICO.- Nada es para siempre, y algún día, el mayor de los bancos centrales del mundo, la Reserva Federal (la Fed), tendrá que comenzar a retirar la colosal liquidez que inyectó en los mercados a partir del cierre de la economía como resultado del covid. La plétora de liquidez ayudó a que la contracción económica no se colapsara peor de lo observado, pero la potencia con la que la mayoría de los países están recuperándose, y las presiones inflacionarias asociadas parece que están marcando el inicio del fin de la abultada liquidez en los mercados.

Para muchos el contenido y el tono del comunicado con el que la Fed suele concluir sus reuniones de política monetaria fue una sorpresa. No esperaban que la Fed fuera reaccionar a las múltiples señales en el sentido de que las presiones inflacionarias, por muy temporales que sean, no son compatibles con la holgura monetaria actual. Los precios al consumidor del mes de mayo subieron 5 por ciento, a la mayor tasa anual en trece años, y los precios al productor brincaron 6.6 por ciento, al ritmo más acelerado en la historia económica de los Estados Unidos.

A pesar de lo anterior los rendimientos de los bonos en vez de subir para protegerse de la erosión inflacionaria, bajaron, y las bolsas, en vez de espantarse ante posibles alzas en las tasas de rendimiento, subieron. Nadie quiere escuchar malas noticias. Nadie quiere escuchar que el generoso regalo que los últimos veinte meses la Fed ha regalado al mercado, inflando los precios de todos los activos, está por iniciar su final.

Los bonos de EUA venían teniendo una caída en su rendimiento, pero esta se vio acentuada con el inicio de la pandemia y las medidas de confinamiento, algo que resulta extraño es que los bonos en vez de subir su rendimiento para protegerse de la inflación su rendimiento se ha mantenido bajo.

Por eso, el comunicado de la Fed del miércoles fue una sorpresa para aquellos sordos que no quieren oír, y para los ciegos que no quieren ver: por muy temporal que sean las cúspides inflacionarias de mayo, el actual ritmo inflacionario de ningún modo es compatible con la amplitud monetaria de los bancos centrales. Es hora de comenzar a retirar, así sea gradual y tímidamente, el estímulo que salvó a las economías del despeñadero, pues ya se encuentran en franca expansión.

Dentro del conjunto de información y gráficas liberados por la Fed, que sirven de apoyo a su comité de mercados abiertos para decidir la tasa de interés y su rumbo, se encontró una gráfica de la ruta posible para la tasa líder, la de fondos federales, la cual muestra hasta dos incrementos de tasa en 2023, contrario a las últimas gráficas que no mostraban la primera alza hasta 2024. El adelantar un año completo la posible alza en las tasas, junto con un incremento en las expectativas de inflación proyectadas, produjo un comunicado cualitativamente distinto al que el mercado esperaba. No obstante, pese a una fuerte caída inicial, los principales índices y el mercado de bonos recuperaron casi todas sus pérdidas.

Los mercados se resisten a creer que la pachanga de la liquidez se ha acabado. Quieren pensar que es posible chiflar y comer pinole: que la economía regresa a la normalidad y que la excesiva liquidez permanezca. Ambas no son factibles a la vez, si la economía se normaliza, también deberá regresar a la normalidad la liquidez. Pero se resisten a aceptar que el aire que ha inflado los mercados podría estarse desinflando.

 La bolsa no ha parado de subir después de haber caído producto de la pandemia, pero ¿hasta donde continuará esta subida?. A pesar del anuncio de la FED reconsiderando su senda de alza de tasas a fechas más cercanas, las bolsas no han reaccionado de manera adversa y por el contrario continuaron subiendo.

En su anuncio del miércoles la Fed estiró su inflación esperada para 2021 de 2.4 a 3.4 por ciento, un incremento considerable, lo que provocó que el banco central anticipase su previsión de alza en las tasas de referencia. El viraje es cualitativo. Hasta ahora la Fed había sugerido que la inflación repuntando es un fenómeno pasajero, y que ni siquiera le pasaba por la cabeza subir las tasas. 

Porque junto con un incremento en su expectativa de inflación a 3.4 por ciento, la Fed incrementó su estimado de crecimiento del PIB en 2021 a 7 por ciento. Ambas cifras son enteramente incompatibles con una sábana de liquidez tan honda como la que existe en este momento en el mercado. La Fed deberá de comenzar a retirarla poco a poco si la inflación lo permite, o rápido si la inflación se acelera. Pero lo mercados no pueden, o más bien, no quieren, darse cuenta: ¡ha sido tan linda la fiesta!

Por: Edgar Amador y Miguel León

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