Los datos económicos de abril son explosivos

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Los datos económicos de abril son explosivos

La información de abril del Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE) llegó en un momento por demás oportuno para México: la pandemia muestra tímidas señales de moderación, el crecimiento económico de los Estados Unidos es más robusto de lo que se pensaba, la vacunación masiva comienza a tomar forma, e industrias claves, como la automotriz muestran una recuperación más que vigorosa. Hemos insistido en este espacio, un poco a contracorriente del consenso, que la recesión económica mexicana ya concluyó, y el lote de datos que viene lo demostrarán fehacientemente.

Hemos sido insistentes en el tema porque, al menos en los medios financieros, persiste el sentimiento de que la economía nacional continúa en recesión. Cierto, incluso cuando nuestro pronóstico de un crecimiento cercano al 6 por ciento para este año se cumpla, estaremos aún, y durante un par de años más, por debajo del nivel de PIB que existía en 2019. Pero en términos estrictamente técnicos, que son los que deben predominar para el cálculo de los ciclos económicos, la economía mexicana está iniciando una poderosa recuperación.

No debería de extrañarnos un ápice: la caída, especialmente en abril-mayo de 2020 fue tan profunda, que casi cualquier saltito parecerá un despegue estelar cuando hagamos la comparación 2021 vs 2020. El efecto anterior explica en muy buena parte los datos que hemos visto recientemente mostrándonos la situación de la economía en el mes de abril, y el más ilustrativo de ellos es el IOAE.

Este índice es muy importante, sobre todo cuando se trata de fijar cambios de tendencia en el ciclo económico, pues es el más puntual, y aunque no es un indicador oficial y se construye a partir de datos suaves (como búsquedas de internet, publicaciones y movilidad en twitter), y algunos datos duros oportunos (consumo de combustibles, capacidad hotelera, y otros), los cuales son alimentados a un modelo calibrado de manera muy precisa por el INEGI, ha demostrado tener un elevado nivel predictivo de los datos finales de la actividad económica.

El IOAE de abril 2021 estimado muestra una tasa de crecimiento enorme, de 20.55 por ciento, lo cual arroja un pronostico para el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE, un dato ya oficial), de la misma magnitud. Quizá nunca en la historia de la economía mexicana se había presentado una tasa interanual de semejante magnitud: en abril y mayo el despegue de la economía presentará tasas históricas. En su mayor parte dichas cifras récord reflejan el hundimiento récord de la economía hace un año, en el peor momento del confinamiento, cuando las tasas superaron caídas del 30 por ciento.

Estamos saliendo del profundo hoyo en donde nos tiró la pandemia, con mucha fuerza, pero aún estamos por debajo de la superficie de 2019, aún nos faltan varios saltos como el de abril (y el de mayo será igual o más fuerte), para recuperar lo perdido.

Déjennos para ilustrar el punto anterior, transcribir el más reciente dato de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) para abril 2021:

“En abril de 2021 se fabricaron 269,180 vehículos ligeros, registrando un incremento de 7,132.1% en comparación con los resultados del mismo mes del año anterior, mientras que las exportaciones totalizaron en 234,584 unidades, lo que representó un aumento de 652.3% con relación a los exportados en abril de 2020.

Tasas de crecimiento superiores a siete mil y seiscientos por ciento son inusuales en economía, pero en abril y mayo 2021 seán usuales en la industria automotriz, que en los mismos meses de 2020 cayeron a tasas cercanas al 98 por ciento, por lo que el efecto estadístico de la bajísima base de comparación producirán guarismos expectaculares.

Pero más allá del espejismo de la baja base de comparación, hay un par de factores que, conforme pase el efecto aritmético, estará apoyando una dinámica moderadamente sostenida: empujada por una abultada tasa de ahorro de sus confinados consumidores que están saliendo de sus madrigueras, la economía estadounidense repunta vigorosa y está jalando con ella al sector exportador mexicano.

El segundo es que, si bien tímidamente, y bajo premisas menos sólidas que sus vecinos, los consumidores mexicanos, deseosos de regresar a la normalidad, comienzan a acumular consumo, las empresas inversión, y el gasto de gobierno a materializarse. El Indicador Oportuno de abril no pudo ser más oportuno, y confirma la tesis que, luego de una larga y profundísima recesión, la economía mexicana por fin encontró la senda de la expansión.

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