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CIUDAD DE MÉXICO.- Un banco es un negocio peculiar: pide prestado (a sus ahorradores), para prestar (a sus clientes), pero para poder recibir un peso de depósito de los ahorradores primero necesita hacer una inversión con dinero propio de los accionistas, con su capital.
La solidez de un sistema bancario se mide justo por un cociente conocido como el índice de capitalización, que es el porcentaje que representa ese capital respecto del total de la cartera crediticia en riesgo de incumplimiento.
El índice de capitalización es una medida de la capacidad de un banco, o de un sistema bancario, para soportar pérdidas por la morosidad de los créditos que otorga.
Un ejemplo:
Supongamos un caso extremo en donde un banco recibe cien pesos (diez pesos de diez ahorradores) y hace diez préstamos de diez pesos cada uno (presta los cien que recibió en depósitos). Supongamos ahora que los diez créditos otorgados por el banco entran en mora y no le pagan al banco el mismo día, y justo ese día los diez ahorradores acuden a la sucursal a retirar sus depósitos. El banco no tendría con qué dar dinero a los depositantes.
Para evitar incluso ese improbable caso extremo, las autoridades exigen a los bancos respaldar con capital propio (no con depósitos de los clientes), una proporción de créditos que extienden, especialmente la cartera con mayor probabilidad de insolvencia. Ese porcentaje es el índice de capitalización.
En México, el índice de capitalización oficial es de ocho por ciento, pero debido a las reglas para determinar el capital contable, efectivamente el índice es de un mínimo de 10.5 por ciento. Dado lo anterior vale la pena preguntarse, en el marco de la Convención bancaria de este año, ¿qué tan sólida se encuentra la banca en México?
La respuesta, afortunadamente, es que la última información disponible muestra un sector bancario extremadamente sólido. En promedio (ponderado), el índice de capitalización de la banca mexicana es de 15.91% al cierre del año 2018, en un rango donde incluso el índice más bajo es de 12.02%, sólidamente por encima del 10.5% pedido como mínimo por las autoridades.
En México, todos y cada uno de ellos tienen un índice de capitalización superior al mínimo de 10.5% requerido, así que el país cuenta con un sistema muy sólido… aunque muy concentrado.
A pesar de que existen cincuenta bancos operando en el país, los cinco bancos más grandes: Bancomer (20.88%), Santander (13.78%), Banorte (13.08%), Citibanamex (12.91%) y HSBC (8.73%), concentran el 69.38% del total de los activos totales del sistema.
De los cinco mayores bancos del país sólo uno es de capital mexicano, Banorte, y los dos mayores (Bancomer y Santander) son de capital español, seguido por la filial de Citigroup, y los ingleses de HSBC. Vale la pena recalcarlo: el sector bancario en México está muy concentrado. Con énfasis en “muy”.
El segundo grupo de cinco grandes bancos, del sexto al décimo lugar, concentran apenas el 15.38% de los activos. Es decir, Bancomer es más grande que los cinco bancos del sexto al décimo lugar juntos.
La insuficiente competencia en el sector bancario mexicano le da una característica muy peculiar, y no muy deseable: es probablemente de entre las 20 mayores economías del mundo, la menos bancarizada. Los datos muestran lo lejano que está México de sus socios del T-MEC en materia de inclusión financiera.
En los otros dos países prácticamente todos los ciudadanos en edad de poder tienen una cuenta en una institución financiera oficial; en México, apenas llegamos a la tercera parte.
La lección canadiense es valiosa: no importa tanto la pulverización de la banca, sino que sus servicios lleguen a la mayoría de la población, con tarifas competitivas.
*livm
