Presiones en la cadena de suministro

Las proyecciones de la inflación de los economistas han aumentado drásticamente desde julio, mientras que las perspectivas de crecimiento a corto plazo son más bajas.
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Las proyecciones de la inflación de los economistas han aumentado drásticamente desde julio, mientras que las perspectivas de crecimiento a corto plazo son más bajas. Foto: iStock
Las proyecciones de la inflación de los economistas han aumentado drásticamente desde julio, mientras que las perspectivas de crecimiento a corto plazo son más bajas. Foto: iStock

Y estas son malas noticias para todas las economías vinculadas a los Estados Unidos, entre ellas la mexicana. Las proyecciones de la inflación de los economistas han aumentado drásticamente desde julio, mientras que las perspectivas de crecimiento a corto plazo son más bajas. Los economistas, en promedio, ven una inflación del 5.25% en diciembre, un poco menos que la tasa que ha prevalecido desde junio. Suponiendo un nivel similar en octubre y noviembre, eso marcaría la inflación más larga que ha estado por encima del 5% desde principios de 1991. Es una tormenta perfecta lo que se viene: cuellos de botella en la cadena de suministro, mercados laborales ajustados, políticas monetarias y fiscales expansionistas. 

La inflación de los precios al consumidor caerá al 3.4% en junio del próximo año, y luego a algo en torno a 2.6% para fines de 2022, según las estimaciones promedio de los mercados. Eso todavía está por encima del 1.8% promedio que prevaleció en la década anterior a la pandemia. Las expectativas recortaron las previsiones de crecimiento este año a un promedio anualizado de 3.1% en el tercer trimestre desde el 7% de la encuesta de julio. También redujeron el crecimiento proyectado para el cuarto trimestre del 5.4% al 4.8%. Esto pone en una situación difícil a las economías que estén vinculadas con el ciclo de producción de los Estados Unidos, como lo es la mexicana.

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Y es que el problema de la inflación que afecta tanto a los EUA como a México representa un freno doble, pues el gasto del consumidor y, por extensión, el crecimiento del PIB, se ve limitado por las altas tasas de inflación que erosionan el poder adquisitivo real de los consumidores

Las preocupaciones sobre las restricciones a la oferta son el principal problema que afecta las perspectivas. En particular, los cuellos de botella sobre la cadena de suministro son vistos como la mayor amenaza para el crecimiento en los próximos 12 a 18 meses. A estas alturas las preocupaciones sobre la pandemia han disminuido y los mercados ya no lo ven como el principal riesgo para el crecimiento. 

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Una parte del problema que pone presión adicional a la oferta en Estados Unidos es una demanda de bienes inusualmente robusta durante la pandemia, lo que se puede traducir en una clave de presión inflacionaria. La demanda de bienes se ha mantenido alta incluso antes que la vacunación generalizada permitiera que la economía se reabriera y que los consumidores reanudaran el gasto en servicios: que la presión sobre los precios inducida por la cadena de suministro ceda depende en cierta medida de cuándo los consumidores reequilibran sus gastos.

Si todo sigue como hasta ahora, no cabe duda de que la Reserva Federal podría tener no sólo que detener la compra de activos, sino subir las tasas de interés para mantener la inflación bajo control, con el riesgo de desacelerar la economía e incrementar el riesgo de una recesión. El problema es que la inflación elevada durante varios años podría afectar a la economía de varias maneras. Por un lado, los consumidores podrían encontrar el presupuesto de su hogar reducido. Por otro , el aumento de los costos de los préstamos podría afectar el costo de la producción, el valor de las acciones y obstaculizar las industrias sensibles a las tasas de interés, como la vivienda.

En las actas de la reunión de política de la Fed del mes pasado algunos funcionarios señalaron que la tasas podrían tener que subir para fines del año que viene, porque esperaban que el mercado laboral y la inflación ya estuvieran cerca de sus metas. Sin embargo, otro grupo se mostró más optimista de que la inflación se reduciría por si sola al objetivo del 2% de la Fed y le preocupaba que un aumento prematuro de las tasas pudiera socavar los compromisos recientes de la Fed para evitar que la inflación cayera más tarde por debajo de 2.0 por ciento.

Por: Ismael Valverde - Ambriz 

*amm 

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