Edgar Amador

Edgar Amador

8 Abr, 2024

El Expreso Americano

Dato tras dato la muestran incansable, irrefrenable. La economía de Estados Unidos ha mostrado un vigor implacable, a pesar de los vientos de frente que ha sufrido en los últimos dos años. A pesar del alza de tasas de interés más abrupta en 40 años, las variables de producción, ingreso y empleo no nada más no se han detenido, sino a veces parecen apresurarse. ¿Qué le dieron a la economía estadunidense que, desafiando todo pronóstico, sigue envarada? ¿Qué esteroides ingirió que, en lugar de empantanarse, se acelera?

El viernes pasado, el indicador más importante de los mercados financieros, el reporte mensual de empleo, mostró que en marzo la economía generó más de 300 mil nuevas plazas, un tercio más de lo esperado por los despistados economistas quienes, de manera consuetudinaria, han fallado por lo bajo en los últimos 18 meses en su intento por pronosticar el ritmo del mercado laboral estadounidense. Wall Street celebró la sorprendente fortaleza con un rally suntuoso, acercándose a sus máximos históricos.

La última vez que el banco central de Estados Unidos, la Fed, subió sus tasas de interés a un ritmo similar al de 2022-2023, la economía se dio un trancazo proverbial, entrando a la peor recesión desde la Gran Depresión de 1929. Los poderosos cambios en la economía estadunidense lograron que, 40 años después, un apretón monetario comparable no le ha hecho, hasta el momento, ni cosquillas.

¿Por qué Estados Unidos es, insisto, hasta ahora, inmune al alza en el costo del dinero?

Hay varias explicaciones, y quizá la realidad es una mezcla fortuita de todos los aspectos favorables aquí enlistados. Empezamos.

Primero, la expansión fiscal: en al año 2000, bajo la égida de Bill Clinton, los Estados Unidos incurrieron en algo inusitado: superávit fiscal, el cual alcanzó 2.3 por ciento del PIB. De entonces a la fecha la posición fiscal se ha deteriorado, lo que significa que el gasto del gobierno es un factor expansivo en la economía, alcanzando su cénit en el año de la pandemia, cuando el déficit se disparó a un asombroso 14.7 por ciento del PIB. Tras la pandemia se esperaba un rebalanceo fiscal, que llevara el déficit a niveles más normales, pero luego de reducirse a 5.3 por ciento en 2022, la expansión fiscal se reactivó, llevando la brecha presupuestal a 6.2 por ciento en 2023. Los datos citados muestran cómo una parte importante del dinamismo de la demanda en la economía estadunidense está alimentada por el déficit fiscal, añadiendo fuerza a un escenario de por sí sólido.

Segundo, migración: la insaciable entrada de trabajadores a los Estados Unidos es consecuencia y causa de su fortaleza económica. Los migrantes acuden a ese país atraídos por sus empleos, y la economía logra expandirse de manera sorpresiva a ininterrumpida, por encima de lo que su demografía natural le permite, al echar mano de obra migrante, abundante, barata, y diversamente calificada. ¿De dónde salen, si no, los casi 300 mil nuevos empleos mensuales creados por el Gargantúa estadunidense, si no es de migrantes que complementan a la población doméstica?

Tercero, reindustrialización: si los mexicanos pensamos que el famoso nearshoring es una ola que hay que aprovechar, no hemos visto nada. La verdadera relocalización productiva está ocurriendo, y ocurrirá, en los Estados Unidos. La construcción de fábricas y plantas industriales en suelo estadunidense está alcanzando récords inusitados, en niveles nunca vistos, jalando consigo al empleo. Esa construcción se traducirá en algunos años en producción y exportación, reponiéndole a ese país su preminencia como exportador manufacturero mundial.

Cuarto, inteligencia artificial: lo que sí no tiene nada de artificial, y mucho de real, es el boom en inversión, empleo, crecimiento de capacidad de cómputo, demanda de energía e insumos, que está provocando la inminente revolución tecnológica sintetizada en la famosa IA. Para sus panegíricos, el cambio tecnológico asociado a la IA hará palidecer a las oleadas que lo precedieron: la computadora, el internet y las redes sociales, en términos de la transformación de la estructura económica.

 

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube