Edgar Amador

Edgar Amador

12 Feb, 2024

El fantasma de la crisis bancaria ronda al mercado

En su forma más simple, un banco es una gran idea: gana dinero prestando dinero de otros. Hacen negocio con dinero que no les pertenece. ¿Qué puede salir mal? En condiciones normales, todo debería marchar bien. Pero una y otra vez, el capitalismo ha sufrido sobresaltos, algunos severos, por fallas en el mecanismo bancario. ¿Será posible que esta marcha milagrosa de la economía y de los mercados sea interrumpida, una vez más, por fallas en el sistema bancario? Veamos.

La semana pasada, Janet Yellen, una de las mejores mentes económicas del mundo y que, toca la casualidad, es la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, emitió una advertencia durante su comparecencia en el Congreso: el deterioro de la cartera crediticia ligada al sector inmobiliario estadunidense podría representar un riesgo, especialmente entre los bancos menores y entre los intermediarios no bancarios.

Vamos por partes. Primero, existe un eslabón especialmente débil en el sector inmobiliario: los bienes raíces comerciales (BRC) han sido afectados por el desplazamiento del comercio hacia vendedores en línea (como Amazon), así como por el trabajo en casa resultante de la pandemia. Lo anterior ha orillado a que el valor de las propiedades, la mayoría de ellos comprados con financiamiento, se encuentre en muchos casos por debajo del crédito contratado. Es decir, ni vendiendo el inmueble puede pagarse el financiamiento incurrido.

Segundo, el financiamiento de BRC está particularmente concentrado en los bancos regionales y en los intermediarios no bancarios (como fondos e hipotecarias), los cuales sufren de la peculiaridad de no tener una base diversificada de financiamiento. Como cuentan con depósitos limitados o de plano no tienen depósitos, deben recurrir a los bancos grandes o al mercado (los no bancarios), intermediarios susceptibles a los vaivenes del mercado de crédito.

Un banco debe de cuidar en todo momento los dos brazos de su balance: el activo (los créditos que otorga) y el pasivo (los depósitos y créditos que recibe). La situación crítica en la que se encuentra el sector de BRC en Estados Unidos significa que muchas instituciones financieras se encuentran en un riesgo importante en esos dos brazos.

Las últimas dos semanas las acciones de los bancos regionales en Estados Unidos han sido masacradas, si bien el resto del mercado, propulsado por las increíbles ganancias del sector tecnológico, ha permanecido aislado.

Vale la pena recordar que una de las principales fuentes de financiamientos de los bancos regionales y de los intermediarios no bancarios son los bancos grandes, aquellos que sí cuentan con una extensa base de depósitos para llevar a cabo sus operaciones. Gigantes como JP Morgan, Bank of America o Citigroup, si bien no financian directamente al sector BRC, sí lo hacen a la banca regional y al sector no bancario, por lo que su exposición indirecta al sector inmobiliario debe de añadirse a su exposición directa.

En lo personal, las memorias de la crisis financiera del 2008-2009 son vívidas. Me tocó sufrirlas mientras trabajaba en un intermediario no financiero internacional que quebró en esa coyuntura. Sentías que caminabas por un terreno minado en donde todo estallaba a tu alrededor. Las principales economías aprendieron la lección de esa crisis, y las reglas y requerimientos de capital que impusieron al sector bancario reforzaron a esta industria, tan crucial para el capitalismo moderno, de forma que hasta el momento la banca ha tenido un desempeño sólido y sorprendentemente bueno.

Decíamos que los bancos prestan dinero de otros, no el suyo. Tras la crisis de 2008-2009, los reguladores de las principales economías obligaron a los bancos a poner más dinero propio en el negocio. Esto es lo que significa aumentar la capitalización de los bancos. Los resultados son favorables y la economía global ha sorteado el actual episodio económico.

Pero la naturaleza del negocio bancario, el de prestar lo prestado, es susceptible de fallar si las condiciones económicas se deterioran. El desplome de los BRC en Estados Unidos desencadenó la semana pasada en muchos países una cadena de provisionamiento contra potenciales pérdidas, que redujo la rentabilidad de los grandes bancos. El fantasma de la crisis bancaria sigue rondando, esperemos que se mantenga lejos.

 

 

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