Edgar Amador

Edgar Amador

4 Mar, 2024

¿Tan mexicano como el tequila?

El tequila se ha convertido en una de las bebidas más populares y vendidas en todo el mundo. Su popularidad viene creciendo de hace décadas, pues en los últimos años ha pasado de ser una bebida cantinera a una bebida de élites, atrayendo a celebridades de Hollywood en donde tener su propia marca de tequila se ha convertido en un distintivo. El tequila y México se confunden en la cultura global, son casi sinónimos, por lo que a muchos sorprende el hecho de que ya únicamente una de las grandes productoras de tequila sea mexicana.

En efecto, el tequila ha dejado de ser un producto mexicano. De las diez mayores productoras en el mundo únicamente una, Becle, radica en nuestro país. Las otras nueve son trasnacionales de las bebidas, quienes han adquirido de manera agresiva agaves, haciendas, marcas y bodegas de este mezcal tan especial, para beneficiarse del creciente apetito entre los consumidores del mundo.

Van algunos ejemplos: el famoso tequila Don Julio es propiedad de la inglesa Diageo; el muy popular Cazadores le pertenece a la bahamesa Bacardí; la japonesa Suntory Beverage es dueña del legendario Tequila Sauza, mientras que la estadunidense Brown-Forman posee las tan tradicionales Herradura y El Jimador.

Únicamente Becle, la destiladora de José Cuervo y 1800, sigue siendo una empresa mexicana, mayoritariamente en manos de la familia Beckman. Becle es la mayor productora de tequila del mundo, casi triplicando al volumen vendido por la inglesa Diageo. Becle tiene otra característica notable, fundada en 1758 es también la compañía en operación más antigua de todo México. De hecho, su fundación ocurre cuando este territorio aún se llamaba Nueva España. Los Beckman son descendientes directos del mítico fundador, José Cuervo, y es la decimoprimera familia de la dinastía en manejar la empresa. Becle es una de las pocas compañías de países desarrollados en rivalizar con las grandes multinacionales de la bebida, las cuales controlan el mercado global. La segunda mayor productora de tequila es la mayor compañía de bebidas alcohólicas en el mundo, Diageo, la cual adquirió el tequila Don Julio en 2015, y le compró al actor George Clooney su tequila Casamigos en 2017 por mil millones de dólares.

Fundada originalmente en Cuba, pero ahora radicada en Bahamas, Bacardí compra el tequila Patrón en 2018, la cual es la segunda marca de esta bebida más vendida en el mundo. Uno de los tequilas más emblemáticos de México, Tequila Sauza, fundada en 1876, y una de las marcas más antiguas de nuestro país, fue adquirida por la japonesa Suntory Beverage, que es dueña también de tequila Hornitos. La estadunidense Brown-Forman también se hizo con un pedazo de nuestra historia al adquirir en 2007 otra de las más antiguas bodegas, Herradura.

El tequila es un mezcal. De agave azul y producida en ese pueblo de Jalisco bajo un método característico. El mezcal a su vez se está convirtiendo en otro sector más de la producción nacional devorado por las multinacionales que adquieren destilerías y marcas para atender el creciente gusto de los consumidores globales por las bebidas mexicanas. Tenemos la idea de que, a diferencia del tequila, el mercado del mezcal es artesanal y atomizado. No es ese el caso, todas las multinacionales de las bebidas tienen enormes inversiones en el mezcal, desplazando a las marcas locales a billetazos.

Tristemente, el tequila sigue la lamentable tendencia de la industria cervecera o los bancos mexicanos. Las marcas que los mexicanos hicieron tan exitosas, como Corona o Tecate, fueron compradas por extranjeros ante el desinterés de los empresarios locales por mantenerlas y operarlas, abandonando la idea de tener empresas mexicanas globales que adquieran, en lugar de ser adquiridas; que manejen, en lugar de ser manejadas; haciendo de las marcas locales un nombre más en el portafolio de las extranjeras, en vez de proyectar a México en el mundo. Las escuelas de negocio y finanzas sostienen que lo que importa es que el tequila se produzca, que dé empleo y que se exporte, que no importa el origen del capital. Si Don Julio se produce en Jalisco y se exporta al mundo da igual quién es el dueño. No es el caso.

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