Edgar Amador

Edgar Amador

26 Feb, 2024

Wall Street: la envidia a Nvidia

Lo de moda estos días es la inteligencia artificial (IA). Todo lo que parezca o huela a IA tiene el favor de los inversionistas, quienes están vertiendo miles de millones de dólares en el puñado de compañías que encabezan esta nueva ola de innovación tecnológica que, de acuerdo con muchos, está en el borde de transformar al mundo y su economía. Pocas empresas sintetizan este momento, como Nvidia, la fabricante de chips para procesar los algoritmos de la IA, que se ha convertido (la aliteración es inevitable) en la envidia de todo Wall Street, subiendo como la espuma y rompiendo marcas de ingresos y ganancia sin interrupción.

Hasta hace un par de años Nvidia era una fabricante de chips para gráficos, como los usados en los videojuegos, pero la complejidad para procesar las gráficas resultó ser muy apropiada cuando los algoritmos de la IA alcanzaron la etapa comercial y comenzaron a encontrar sus aplicaciones en la economía.

La irrupción de la IA ha sido súbita, amplia y profunda, y la demanda por equipos que soporten esas soluciones ha explotado, creando un mercado nuevo y gigantesco para los fabricantes de chips especializados. En los últimos dos años, las ventas de Nvidia se han quintuplicado, mientras sus ganancias se han multiplicado nueve veces, superando las expectativas.

El alza resultante en el precio de las acciones de Nvidia la ha convertido en la tercera mayor empresa del mundo por su valor de mercado, sólo detrás de los gigantes Microsoft y Apple, superando la marca de 2 billones de dólares.

Como siempre que aparecen milagros financieros como éste, la pregunta inevitable es qué tanto de ese rally es justificado por el incremento en sus ventas y ganancias, y que tanto es el frenesí especulativo de una burbuja financiera.

En 2022 la acción de Nvidia llegó a caer 65% de su máximo, acompañando al resto de las empresas del sector de semiconductores, las cuales estaban siendo afectadas por uno de los típicos ciclos de altos inventarios que son comunes en esta industria, los cuales dependen de las expectativas en el resto de la economía, como las telecomunicaciones, computadoras, videojuegos, la militar o la automotriz.

Nvidia es una empresa de semiconductores. Por mucho que produzca los chips necesarios para la IA, no puede escapar a la ley de la gravedad económica que afecta a esta industria, sujeta a agudos ciclos de inventarios desde su creación. La forma en que el precio de Nvidia ha remontado estos días implica que los inversionistas creen que a todo lo que tiene que ver con la IA no le aplican los ciclos económicos.

Pero hay una ley económica a la cual ni Nvidia ni nadie puede escapar: la competencia. Y la envidia por las ganancias de Nvidia es el mejor perfume para atraer a la competencia. El enorme crecimiento de las ventas y  ganancias de Nvidia son, al mismo tiempo, el inicio de su final, pues atraerán ineluctablemente a competidores que buscarán una rebanada del suculento pastel que significa la economía de la IA. La historia es infalible: IBM fue la pionera en la fabricación de computadoras, un mercado del que ya desapareció; Yahoo fue el pionero en el mercado de buscadores de internet, en donde Google es el rey ahora; Nokia y Blackberry fueron los líderes innovadores en el mercado de teléfonos móviles, en donde hoy Apple gobierna; Tesla ha dominado por años el mercado de autos eléctricos, de donde la china BYD la ha desbancado; Intel dominó la industria de chips por décadas, hasta que llegaron TSM y Nvidia.

No hay modo. Lo mismo ocurrirá con el mercado de chips de Nvidia. La nueva economía que producirá la IA disparará una demanda por equipo, bienes y servicios relacionados que expandirán a la economía estadunidense primero, y al resto del mundo después, por las siguientes décadas. La escala y profundidad de esta revolución nos es desconocida, pero casi seguramente la sacudida será más amplia y honda que la de la computadora, el internet o la comunicación móvil de décadas pasadas.

Pero innovar, producir, implementar y vender la IA necesita mucho dinero. Y quienes tienen dinero, muchísimo dinero son las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley: Apple, Microsoft, Google, Facebook y Amazon. La nueva economía tendrá una muy vieja característica: la concentración en un puñado de gigantes que serán aún más colosales, comprometiendo incluso la soberanía de los Estados nacionales.

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