Gonzalo Almeyda

Geopolítica 4.0

Gonzalo Almeyda

29 Mar, 2022

Percepciones y realidades sobre Europa en A

 

En la conducción de las relaciones diplomáticas entre los países de América Latina y la Unión Europea frecuentemente se asume que hay una identidad de valores civilizatorios entre ambas regiones que, aunada a la historia compartida, constituyen una base sólida para la cooperación, el comercio y la amistad. Desde algunos sectores de la izquierda militante, las relaciones de América Latina con Europa se plantean en clave de reproche y suspicacia. ¿Pero cuál es el sentir de la mayoría de los latinoamericanos?

Un estudio de opinión pública en 10 países de América Latina, publicado por Latinobarómetro y la Fundación Friedrich Ebert (América Latina – Unión Europea: miradas, agendas, expectativas), permite dar respuesta a esta interrogante. Los resultados son fascinantes: mientras a Estados Unidos se le reconoce como principal potencia militar (64%) y a China por la eficacia de su modelo económico (43%), su énfasis en la ciencia y la educación (44%) y sus avances tecnológicos (76%), Europa tiene una imagen muy positiva en la región con un faro civilizatorio (62%).

Quizá el mejor indicador de la buena prensa de Europa reside en el hecho de que 39% de los entrevistados elige al Viejo Continente como el lugar donde les gustaría vivir fuera de su propio país, mientras que apenas un 26% se inclina por Estados Unidos y Canadá. Cuando se trata de países específicos, Alemania se ubica, tan sólo después de Estados Unidos, como el país sobre el cual se tiene la mejor opinión.

La Unión Europea se reconoce como una fuerza para el bien en el mundo por su compromiso con el medioambiente (59%), los derechos humanos (58%), la defensa de la paz (57%) y el combate a la desigualdad (52%). En cambio, muy pocos vinculan al Viejo Continente con la discriminación racial, el colonialismo y la extrema derecha (12, 10 y 4.0%, respectivamente).

Finalmente, llama la atención la posición relativa que se concede a la Unión Europea en relación con otras potencias extrarregionales, como Rusia o China, a quienes se les concede poca fe como fuerzas de bien (el promedio regional es de 17 y 19%, respectivamente). Tomando en cuenta que el levantamiento se hizo antes de la invasión a Ucrania, es de suponer que la reputación actual de Rusia haya quedado mermada por debajo de estos niveles.

Existen razones de peso para fundamentar la buena prensa de Europa en la percepción de la opinión pública latinoamericana: es el mayor donante multilateral de cooperación para el desarrollo en la región, con cerca del 50% del total si se suma la cooperación de la Unión Europea y de sus estados miembros. También es fuente principal de inversión extranjera directa, con más de 50% en el promedio regional, y en algunos países superior al 70 por ciento. Sin embargo, el peso relativo de América Latina ha caído sistemáticamente en lo que va del siglo, tanto en comercio como en inversión y cooperación oficial para el desarrollo proveniente de Europa.

En un contexto de incertidumbre y creciente competencia geopolítica, existen bases populares para el entendimiento y para revertir este deterioro relativo. Desde el realismo, el principal objetivo para los actores en ambos lados del Atlántico es diversificar las relaciones para compensar las asimetrías con actores más poderosos, típicamente Estados Unidos, pero ahora crecientemente China. En la medida en que la política exterior debe ser un reflejo de las preferencias de la sociedad, es una equivocación basar las relaciones con Europa en el reclamo de facturas pasadas.

 

El autor es profesor de política y relaciones internacionales en el Tec de Monterrey

 

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