Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

3 Oct, 2020

Ángulos negativos de la tecnología

La semana pasada escribí sobre la disputa entre China y Estados Unidos alrededor de las grandes empresas de tecnología. Hay que entender lo que está pasando alrededor de las nuevas tecnologías. Hoy voy a presentar algunos aspectos negativos relacionados con el crecimiento de estas empresas.

El mensaje que recibimos es que la tecnología va a cambiar sólo para bien la vida de las personas. Hay un aspecto negativo que es muy visible y de preocupación: las implicaciones en el mercado laboral de los avances en inteligencia artificial y robótica.

En mi opinión, hay muchos temas adicionales de los cuales debemos estar preocupados como sociedad.

El primero tiene que ver con la privacidad. Hoy, las plataformas tienen acceso a la información que tenían otras empresas, como bancos y aseguradoras, pero adicionalmente pueden saber de nuestra ubicación y de muchas otras actividades de nuestra vida cotidiana.

En muchas de las aplicaciones la opción estándar es compartir los datos. De hecho, en Europa se han dado acciones para cambiar esas conductas y privilegiar la privacidad como opción estándar. La regulación más avanzada en materia de privacidad es la de Europa. Han definido que los individuos no pueden renunciar a su privacidad por una opción contractual.

Esto es consecuencia de que los contratos de adhesión tenían clausulas en las que los individuos eran forzados a aceptar aspectos que eran un abuso. Un ejemplo es que si alguien compartía una foto ya no la podía borrar. El problema para el usuario es que el costo de no aceptar era altísimo: no participar en la red social.

El segundo tema tiene que ver con que las redes sociales no se hacían responsables del contenido que publicaban los usuarios ni de supervisar si la información a la que se tiene acceso se utilizaba de manera correcta. Esto ha ido cambiando por presión social.

Eventos políticos como el de Cambridge Analytica en Estados Unidos y los atentados de Christchurch nos revelan que hay consecuencias negativas que justifican la intervención del gobierno.

Un tercer tema tiene que ver con lo que ha sucedido en China y en Corea para controlar la pandemia. El uso de la tecnología ha permitido dar seguimiento a los contactos entre personas y controlar nuevos brotes. El problema es que la utilización de estas capacidades de la tecnología pueden ser una herramienta de control político para gobiernos opresores. Tres ejemplos de lugares en los que puede suceder: Rusia, Turquía y China.

Un cuarto tema es que hay desarrollos que tienen una dualidad. Los autos que conducen sin piloto suenan a algo extraordinario. La pregunta es qué sucede si esta tecnología se usa para ataques terroristas.

Por último, a la actividad criminal antes se le relacionaba con presencia física. Hoy la actividad criminal cibernética está a la alza y ya no se necesita la presencia física.

Los dos primeros temas se resuelven con regulación, los dos segundos con gobiernos y sociedades democráticas y abiertas, pero el último es el que se identifica como más complejo. Por ejemplo, vamos a estar más expuestos ya que le podrían robar recursos a empresas en México un grupo de cyber criminales en Irán.

¿Dónde está el andamiaje institucional para tener una buena aplicación de la ley en el cyberespacio? Hoy no existe. Parece muy difícil lograr los acuerdos necesarios. Lo que nos queda es protegernos y mitigar riesgos.

 

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