Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

25 Ene, 2020

Inseguridad y economía

La semana pasada identifiqué como uno de los riesgos importantes para la economía en el 2020 a la inseguridad.

El Informe de Incidencia Delictiva que se hizo público en estos días revela que el 2019 fue un peor año que 2018. Este hecho revela una de las vulnerabilidades estructurales de la economía que está afectando el crecimiento económico.

A nivel de incidencia delictiva total medida como los presuntos delitos que están registrados en averiguaciones previas y carpetas de investigación, el aumento fue de 4.7%, que son 90 mil 993 casos.

Llama la atención que los datos del informe indican que el delito de robo bajó en un 3.7 por ciento. Este indicador no es muy confiable por lo que se conoce como la cifra negra que presenta la ENVIPE. Dicho concepto se refiere a los casos en los que se cometió un delito que no se denunció (89.4%) adicionándole los que habiendo denuncia no se inició la investigación (3.6 por ciento). El total de cifra negra es de 93.2 por ciento.

Un dato más real de la situación en materia de seguridad es el de homicidios dolosos que subió en el año un 2.5%, ya que se mide el número de víctimas.

Es interesante analizar el comportamiento a nivel de los estados. En cuanto a incidencia delictiva total, los lugares con más delitos fueron el Estado de México y CDMX. Sin embargo, cuando se normaliza el dato por 100 mil habitantes, resalta el caso de Colima, en primer lugar, seguido de las dos Baja Californias. Llama la atención que estados de alto crecimiento, como Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato, están en los diez primeros lugares y Chiapas y Tlaxcala entre los de menor criminalidad a pesar de ser de los estados más pobres.

En homicidios, el comportamiento desigual se mantiene, pero los lugares cambian mucho excepto por Colima y Baja California (primero y segundo). Baja California Sur, Querétaro y Aguascalientes están en los últimos lugares. Es decir, en los tres estados roban, pero no matan.

En síntesis, no se revirtió la tendencia y la afectación por la inseguridad es muy heterogénea en el país. No se puede explicar por el nivel de pobreza.

Pasando a cómo afecta esta situación la actividad económica, lo primero y más notorio es que genera un costo operativo, ya sea por el robo o por el derecho de piso. Dicho en términos contables, las empresas incurren en gastos y tienen menor rentabilidad.

Lo segundo es que la inseguridad genera incertidumbre. No hay toda la claridad de que se pueda llevar a cabo una actividad sin afectación. Esto detiene también la inversión.

El tercero y más grave es que los niveles de inseguridad y de cifra negra revelan que tenemos un débil Estado de derecho. Esta debilidad no es exclusiva de la aplicación de la ley en materia de seguridad, sino que sucede en otras áreas de la actividad y genera costos a la actividad.

Para dimensionar la relevancia de la inseguridad, la ENVIPE 2019 presenta que en 31 estados el tema de mayor preocupación para la población es la inseguridad. Sólo en Chiapas tienen otra prioridad y es la pobreza.

En resumen, la situación de inseguridad es grave y no se ha visto el punto de inflexión. El segundo año ya será más responsabilidad de este gobierno que del anterior. México necesita reducir la inseguridad para vivir mejor y crecer.

 

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