Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

23 Ene, 2021

Segundo riesgo para el 2021

Este riesgo se relaciona con el cambio de presidente en los Estados Unidos. Tiene un alcance global con repercusiones para nuestro país. En este caso también el panorama es complejo y la perspectiva no es muy favorable.

El cambio va a alterar varias de las relaciones entre países alrededor del mundo. Estados Unidos tenía un Presidente que no aceptaba el rol de su país en el contexto internacional, que en muchas decisiones no consideraba el interés de su país, sino el personal y que creía que el ámbito internacional era similar al de los negocios, basándose en relaciones personales.

Ahora, tendrán un presidente que buscará regresar a una política exterior institucional, dando el debido lugar a los aliados tradicionales de Estados Unidos y siendo más estratégico en cómo enfrentar la coyuntura geopolítica.

Sobre este último punto tiene dos grandes retos. El primero es reconstruir la relación con la Unión Europea. Trump se friccionó mucho con los líderes en lo personal y con los países en lo económico. El bloque volteó a la otra potencia y firmó un acuerdo que los acerca a China.

El segundo es la relación con China. Es una realidad que este país en 2021 es distinto al de 2016. Era la segunda economía en tamaño pero se le seguía viendo como un país exportador de manufactura. No se le percibía como el gran rival en tecnología o como un país con una influencia con alcance global.

En los últimos años tenemos varios indicios del cambio. Lo que sucedió con Huawei, como ha evolucionado el proyecto de la nueva ruta de la seda y las acciones en el mar del sur de China. La relación bilateral tiene que evolucionar.

Trump basaba su estrategia en aranceles, algunas sanciones y en su relación con el Presidente de China. Esto no es sostenible.

Tiene que darse una postura más estratégica y que va a implicar confrontaciones con más fondo. Por ejemplo, Estados Unidos no puede aceptar que la prosperidad de su rival dependa del consumidor de su país o que sus trabajos migren a China.

En este contexto geopolítico complejo, países que puedan sustituir lo que hace China en manufactura pueden tener una ventaja. Con el T-MEC México se puede beneficiar mucho de esta coyuntura.

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El problema viene por algunas acciones de nuestro gobierno que apuntan a un deterioro en la relación con Estados Unidos. Presento dos ejemplos.

El primero tiene que ver con la visión de Biden sobre el cambio climático. Quiere impulsar energías limpias y va a regresar al Acuerdo de París. En México, se le está poniendo un freno a las energías limpias y privilegian energías sucias. Además, se está afectando a inversionistas de Estados Unidos en el proceso.

El segundo es la falta de sensibilidad del gobierno de México de aferrarse a respaldar a Trump a pesar de su derrota. Esto nos ha generado una mala percepción.

Hay una señal del primer día de Biden como presidente que se puede interpretar de manera incorrecta: el decreto para detener la construcción del muro. Esto es proMéxico o antiTrump. Es lo segundo.

En conclusión, con un panorama geopolítico complejo parece que el equilibrio puede favorecer a México. Parece que nuestro gobierno no está por aprovechar la coyuntura y quiere cierta confrontación, lo que me lleva a tener una perspectiva no tan favorable.

 

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