AMLO descalifica a calificadoras por Pemex, pero, ¿en deuda soberana?

El presidente López Obrador arremetió contra las agencias calificadoras por mantener en grado especulativo la deuda de Pemex. Sintió injusto que las agencias traten tan mal a Petróleos Mexicanos e, incluso, en la mañanera hasta puso una gráfica enviada por Octavio Romero, el director de Pemex, en donde se asegura que la deuda de la petrolera mexicana sí ha bajado durante la gestión obradorista.

El Presidente afirmó, basado en datos de Pemex, que la deuda de la petrolera ha bajado en 15.5% durante su gestión, pues fue de 127 mil 100 millones de dólares en 2018 y de ahí se redujo a los 107 mil 387 millones de dólares en 2023.

“(Las calificadoras) son parte de la simulación que existía con el modelo neoliberal. Es como tomar en cuenta lo que opine el FMI, que está totalmente desacreditado…”, dijo el Presidente en su mañanera, y de ahí también se lanzó contra el FMI por considerar al organismo financiero como el causante para que Argentina tomara deuda.

LOS SALVAVIDAS DE PEMEX

El problema con Pemex es su falta de resultados. La política energética de la actual administración le ha devuelto a Pemex parte de su monopolio en exploración (dejó de realizar las rondas energéticas que permitían a los privados explorar en el Golfo de México). También ha reducido los permisos para la entrada de gasolineras privadas. También se le ha reducido a Pemex el pago de derechos. Y en la deuda de Pemex es el gobierno federal el que se hace cargo de avalar el enorme monto de 107 mil millones de dólares.

Pemex opera con ayuda por todos lados y ni aun así logra tener resultados exitosos.

La Secretaría de Hacienda, tan sólo este año, pagará 4,300 millones de dólares por amortizar la deuda de Pemex.

Petróleos Mexicanos no puede pagar su deuda. No genera el flujo de efectivo para hacerse cargo de sus pasivos. Su modelo de negocios es poco eficiente. Estos resultados son los reflejados por las agencias calificadoras. Y son lo que el presidente López Obrador pone en entredicho.

CALIFICADORAS SIGUEN SIENDO UNA GUÍA

Es cierto que las agencias calificadoras han tenido momentos donde no vieron las crisis. El más notorio fue la crisis de las subprime, en donde las calificadoras seguían dando buenas notas a la bursatilización de créditos hipotecarios. Y cuando vino el aumento en tasas y las hipotecas se hicieron impagables, se dio un efecto dominó sobre los bancos que las habían comprado en el mercado de valores. Con todo y errores, las agencias calificadoras sí tienen una función esencial: ser la principal guía del mercado. Sí cuentan con metodologías para saber ingresos-gastos, modelo de negocios, gobernanza y si el negocio o el país tendrá recursos para pagar sus deudas.

DEUDA SOBERANA VS. LA ESPECULACIÓN DE DEUDA EN PEMEX

Incluso las mismas agencias calificadoras criticadas por el presidente López Obrador son las que tienen la deuda soberana de México bien calificada. La mantienen en grado de inversión.

Entonces, parecería que cuando el gobierno sale con buenas notas, como es el caso de la deuda soberana, las agencias son justas. Pero cuando Pemex, por sus malos resultados, sale con malas notas, las agencias son parte de la mafia neoliberal.

En el caso de Fitch, se bajó la calificación de la deuda de Pemex, de un grado especulativo a otro más especulativo, de B+ a BB-. Mientras que Moody’s mantuvo la calificación B1, pero le redujo la perspectiva de estable a negativa, es decir, la próxima revisión podría bajar más la nota, que ya de por sí se encuentra en grado especulativo.

Desde hace años, Pemex dejó de ser deuda confiable para los inversionistas. Dejó el grado de inversión. Hoy se encuentra en terrenos plenamente especulativos. Por eso es indispensable el aval de Hacienda para considerarla deuda soberana y que sea aceptada por los mercados.

El Presidente ejerce una presión sobre las agencias calificadoras para que no sean tan severas con Pemex. El problema parece ser que éstas ya han aprendido a jugar en esos terrenos frente a la narrativa política, y ellas hacen su trabajo para los inversionistas, no para los gobiernos.