El factor Gurría y otros exsecretarios: De la Madrid, Ruiz Massieu, Ildefonso

Quien conozca a José Ángel Gurría sabe que es elocuente, buen orador, habla seis idiomas, pero, lo más importante: fue secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) del 2006 al 2021. Es decir, trae todas las buenas prácticas de política pública y gobernanza de los países más desarrollados. Gurría quiere ser presidente. Y está despertando interés público. ¿Puede? Gurría tiene todas las cartas credenciales. Fue el subsecretario hacendario para negociar la deuda externa bajo el enfoque Brady, en el sexenio de Carlos Salinas. Fue secretario de Relaciones Exteriores y después de Hacienda en el sexenio de Ernesto Zedillo, en donde se buscó blindar la economía de crisis sexenales. En 2006 logró ganar la secretaría general de la OCDE. Durante su gestión, este organismo logró mejor gobernanza y ampliar el número de países miembros (Chile, Colombia, Costa Rica, Estonia, Israel, Letonia, Eslovenia). No hay duda de su valía como funcionario público y de su capacidad para diseñar buenas políticas públicas, basadas en las mejores prácticas mundiales. Pero necesita ganar las elecciones. Y eso nunca es sencillo.

Un buen ejemplo lo vimos con José Antonio Meade, sin duda, un hombre brillante, emanado de Hacienda, que fue secretario en cinco ocasiones en distintas carteras. En todas dio resultados. Sin embargo, tuvo que aprender a ser candidato y, además, el auto político que representaba, el PRI, no salió bien librado del sexenio peñista en la opinión pública.

Hoy en día, Gurría considera que las condiciones están dadas para su candidatura, ya que se podría hacer por la alianza del PAN, PRD, PRI y sumar a MC. Vamos a ver si se consolida, porque hemos visto a los partidos querer poner a su candidato e imponerlo a los demás. Basta ver lo sucedido con Xóchitl Gálvez en la CDMX, donde sale como puntera en las encuestas, pero el PAN todavía no la considera su candidata.

José Ángel Gurría Treviño es atractivo como precandidato. Podría implementar políticas internacionales, pero bajo la realidad mexicana. Su trato siempre es cordial. Tiene cartas credenciales más que suficientes. Pero debe ganar la elección, para lo cual necesita una plataforma aglutinadora y una alianza sólida. Ah, bueno, y salir a hacer campaña en todo el país.

AMLO RECORRIÓ TODO EL PAÍS

Recordemos que López Obrador estuvo recorriendo pueblo por pueblo, todo el país, durante seis años. Que si no se sabe de qué vivió. Que si fue un candidato por 12 años. Lo que se quiera, pero López Obrador conoció los municipios y se arremangó en una larga campaña. Otros exsecretarios del gabinete económico también quisieran ser candidatos.

DE LA MADRID Y RECONOCIMIENTO

De igual manera, vemos a Enrique de la Madrid, quien fuera secretario de Turismo y, desde luego, un economista capaz. De la Madrid tiene propuestas realistas. Le gusta el debate. Ha estado en el gobierno, fue directivo de bancos (en HSBC y Financiera Rural). Además, cuenta con una ventaja: el reconocimiento del nombre, al ser hijo del expresidente Miguel de la Madrid. El gran reto, lo mismo que Gurría, será ir a campaña.

RUIZ MASSIEU E ILDEFONSO, DEL LEGISLATIVO

Podemos apuntar a Claudia Ruiz Massieu, la exsecretaria de Turismo y de Relaciones Exteriores en el sexenio peñista, también trae propuestas realistas. De igual manera, es alguien que se prepara continuamente. Ha sido diputada y senadora. Pero lo mismo, tendría que hacer campaña. Y está Ildefonso Guajardo, el exsecretario de Comercio, quien fuera buen negociador del T-MEC, que entiende bien las relaciones del sector productivo con el gobierno. Tiene trato con los grandes empresarios. Diputado y asesor en su estado, Nuevo León. Y también tendría que hacer campaña.

Quienes fueron secretarios en el sector económico traen propuestas realistas, podrían diseñar políticas públicas bajo enfoques modernos. Pero todos necesitan ir por la alianza, tener una plataforma aglutinadora de partidos. Y de ahí lanzarse a hacer una campaña política que no han hecho. Ése es el reto para contender, por si fuera poco, con una candidata o candidato oficial.