Seis años de Peña Nieto, entre lo macro y… lo micro

Con el presidente Peña Nieto no hubo crisis financiera ni tampoco se dejó de crecer. Tampoco hubo estancamiento. Tuvimos una economía con estabilidad, pero de bajo crecimiento, que logró sacar adelante  reformas.

Fue responsable con las finanzas públicas, a pesar de que, por algunos años, la deuda creció. El cierre sexenal será con finanzas sanas y sin sorpresas financieras desagradables. En estos datos macroeconómicos, Peña termina bien el sexenio, sin crisis y con bases macrosanas. Sus oscuros son en los temas micro: baja movilidad social, empleo con bajos salarios, se mantuvo la pobreza, la corrupción y la inseguridad.

DATOS MACRO: IED, TURISMO, REFORMAS

Si vemos sus mejores datos, fueron macroeconómicos. El dato en turismo. Ya somos el sexto país con mayor recepción de turistas en el mundo.

La Inversión Extranjera Directa alcanzará los 192 mil millones de dólares (nada mal). Los empleos formales sí son cuatro millones de nuevos de empleos en el sexenio, siendo el de mayor empleo en los últimos 20 años, aunque sí vale decir que son empleos de baja calidad, es decir, de bajas remuneraciones.

En otras palabras, Peña Nieto logró una economía creciendo con inercia (baja), mantuvo la estabilidad y dio positivas señales a la inversión productiva. Incluso los bancos volvieron a prestar.

Entre sus reformas importantes (Peña menciona 14 reformas), están las de telecomunicaciones (la más acabada con apertura en telefonía, televisión abierta y radio), la energética (donde se buscó transformar a Pemex en empresa), y la de competencia (dándole su lugar a la Comisión Federal de Competencia Económica).

PERO… CORRUPCIÓN, INSEGURIDAD,
BAJO CRECIMIENTO

Sin embargo, en el sexenio de Peña no se vio la necesidad de arreglar institucionalmente el combate a la corrupción y la enorme inseguridad.

Ambas variables, corrupción e inseguridad, salían constantemente en las preocupaciones de los analistas consultados por el Banco de México. Más allá de los robos de gobernadores o actos de corrupción conocidos, no se pudo controlar la delincuencia organizada, pesando cada vez más en el ánimo de los inversionistas.

También se confío demasiado en las reformas, y no se llevó adelante una política de mayor crecimiento y que fuera incluyente. Tuvimos una economía, sí, creciendo; sí, con más empleos formales que otros sexenios, pero de baja calidad y con poca movilidad social.

Incluso, el combate a la pobreza quedó a medias, porque, por un lado, la pobreza extrema sí se redujo, pero, por el otro, la pobreza creció más por el crecimiento poblacional. El sexenio cierra con más pobres, pasó de 52.8 a 53.4 millones de pobres.

Al final, la deuda pública logró bajar su tendencia, que fue preocupante durante varios años. Cuando llegó José Antonio Meade a Hacienda, el saldo histórico de la deuda pública empezó a ver y terminará el sexenio en alrededor del 45% del PIB. Totalmente manejable, pero Peña Nieto lo tomó a partir del 38% del PIB. La inversión en infraestructura no fue la mejor, también se quedó a la mitad, con todo y la reactivación de puertos y algunas carreteras, como la México-Tuxpan.

SEXENIO EN NÚMEROS

Veamos algunos números. Crecimiento en promedio: 2.5% en los primeros cinco años.

Inflación, alrededor de 4%; empleos formales, cuatro millones de puestos laborales (de bajos salarios, pero formales), inversión extranjera directa, 192 mil millones de dólares. Inversión comprometida en sector energía, 200 mil millones de dólares. Saldo histórico de deuda, crece de 38.4% a 45% del PIB. Pobreza, crece número de pobres, pasando de 52.8 millones (2010) a 53.4 millones (2016).

DE LO MACRO A LO MICRO,
UN MAR DE DISTANCIA

Los datos macroeconómicos de Peña Nieto no son malos, al contrario, creció moderadamente, con estabilidad y enviando señales positivas a la inversión, que sí se dio. Sin embargo, jamás se pudo con los temas de inseguridad ni de corrupción, que, al sumarse al bajo crecimiento sin mecanismos de movilidad social, termina el sexenio con una mala percepción de la población.