Sheinbaum, crisis de agua e industriales

La crisis en Monterrey por la falta de agua no quiere repetirse en la capital. Ni por las autoridades ni, mucho menos, por las empresas. Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno capitalino, informó de la fuerte escasez de agua para los próximos tres meses en la Ciudad de México. La causa: el bajo nivel del agua en el Sistema Cutzamala. Y, a diferencia de lo sucedido en Monterrey, en la Ciudad de México vimos el viernes una reunión encabezada por Sheinbaum con las empresas, en donde se les pidió crear un grupo de trabajo autoridades-industria.

El caso de Monterrey es para no repetirse. Primero, se le echó la culpa a los industriales (Heineken, por ejemplo, terminó donando pozos y recordando que usaban agua tratada para producir cerveza). Después se vio que el problema principal venía del sector agropecuario, donde se consume 70% del agua, y la falta de infraestructura estatal-federal. Mientras tanto, la crisis del agua en Monterrey minó la relación autoridades-gobierno.

Revisarán pozos con IP

Tomando la mala experiencia regia, Sheinbaum fue sincera: necesita la participación de la industria, sobre todo para producir con agua tratada, no con agua potable. Y, desde luego, pidió cooperación a las empresas que tienen pozos en la Ciudad de México. Además podrían venir campañas de ahorro de agua y una mayor cooperación industrial, por ejemplo, con envases de agua. En la reunión del viernes pasado estuvieron representantes de The Coca-Cola Company, Coca-Cola FEMSA, Cemex México, Cervecería Modelo, Pastelerías La Esperanza, Empacadora Therbal, Administración Mexicana de Hipódromo, entre varios más. También asistieron cámaras, como la Cámara Nacional de la Industria de Lavanderías o la Asociación de Hoteles y Moteles del Valle de México.

Plan para suplir un poco al Cutzamala

Por su parte, el gobierno capitalino, a través de Sacmex (Sistema de Aguas de la Ciudad de México), coordinado por Rafael Carmona, junto con Conagua (Germán Martínez Santoyo), trazaron una estrategia para suplir, en parte, la carencia del Sistema Cutzamala.

De ahí se han planteado varias acciones: Traerán agua mediante el Plan de Acción Inmediata (PAI) norte (por la zona de Zumpango). También harán obras en la presa Madín, sobre todo para hacer potable el agua. Traerían agua de la presa el Bosque-Los Colorines, por Zitácuaro, Michoacán. También se planea recuperar caudales, sobre todo pozos.

Y desde luego viene una campaña para usar agua tratada, no potable, para el riego de jardines, lavado de autos, etcétera. Así como de ahorrar agua.

Ya surgió huachicol de agua

Mientras tanto ya saltaron los vivales. El problema con el que se topó Sheinbaum ya fue el huachicoleo del agua, en zonas como Tlalpan, donde algunos vivales han tomado de la red agua para llenar pipas y venderlas. El grupo de trabajo con los empresarios tiene que empezar a dar frutos lo antes posible, sobre todo en tratamiento de agua, ahorro de la misma, y recuperación de pozos. Lo positivo: la autoridad capitalina no se enfrenta a la industria, sino al contrario, le está pidiendo su colaboración, a diferencia de lo sucedido en Monterrey.

Convención Bancaria en Mérida, AMLO y Vila

El presidente López Obrador les había pedido a los banqueros un cambio de su tradicional sede en Acapulco, para la Convención Bancaria de 2023. Les pidió buscar el sureste. De inmediato en la Asociación de Bancos de México se dieron a la tarea de buscar en Tabasco. No hay infraestructura suficiente. Campeche, tampoco. Quintana Roo, los hoteles de Cancún y Riviera ya estaban ocupados. Quedó Mérida, en Yucatán, donde además es una ciudad de moda, y que han buscado hacerla turística. Pero al presidente López Obrador no le agradó mucho una sede panista, con todo y que el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, es una de sus corcholatas dentro del panismo. Conforme se acerca el 2024, la consigna parece ir cerrando filas partidistas.

El caso es que esta semana sí tendremos Convención de los banqueros… en Mérida. El presidente López Obrador ya confirmó su asistencia. Los banqueros están expectantes. Y Vila, más que contento.

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José Yuste | Opinión