José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

13 Dic, 2019

Trump nos ganó la partida automotriz

El sector automotriz es el motor manufacturero. Es el campeón exportador del Tratado de Libre Comercio. Es el sector que más le duele a Donald Trump por su éxito en México. Y pudo ser el sector sacrificado en el T-MEC. Después de las negociaciones, el atractivo automotriz lo gana EU y México lo pierde.

En Estados Unidos no habrá problemas por regla de origen, tendrán el mismo costo por acero, y sin tantos líos por sindicatos (recordemos que en el sur de Estados Unidos hay pocos sindicatos).

Y conste, el problema de lo negociado por el T-MEC no son los salarios. Es positivo que México produzca a 16 dólares la hora, obligándolo a ser más competitivo sin basarse en bajo costo de mano de obra.

El problema fue con las demás ventajas para la industria automotriz, como reglas de origen e importación de acero, que también se hicieron más caras en México.

 

MENOS IMPORTACIONES DE OTRAS REGIONES

Donald Trump es el gran ganador de este Protocolo Modificatorio del T-MEC. Logró su lema de campaña: evitar que las inversiones automotrices siguieran llegando con facilidad a México, y buscar llevárselas a Estados Unidos. Jared Kushner, yerno de Trump, y Robert Lighthizer, representante comercial de la Casa Blanca, lo sabían. Y aquí estaban en México para firmarlo.

Es cierto que el T-MEC es mucho más del sector automotriz. Nos garantiza mantener la entrada al mercado más grande del mundo. Le da certeza a la apertura económica. Pero en el tema automotriz, no nos fue bien.

En México se elevó la regla de origen regional de 62.5% a 75 por ciento. Un automóvil tendrá que ser fabricado en un 75% dentro de Estados Unidos. Ya no podremos importar piezas, fácilmente, de Alemania, Brasil, Japón ó Corea.

Además, con el Protocolo Modificatorio del T-MEC, México debe elevar a 70% el acero regional para fabricar un automóvil. Y si México no produce el planchón para fabricar el auto, se importará más caro de Estados Unidos. Nos quitan la ventaja comparativa de traerlo de China, Japón o Corea.

México pierde ventajas comparativas. Y por ejemplo, para una armadora asiática, como Kia, Mazda, Nissan, Honda o Toyota, se pueden reducir los atractivos para producir desde México. Donald Trump nos ganó la partida automotriz.

 

LABORAL: BIEN DERECHOS, MAL LA CARGA DE LA PRUEBA

En lo laboral desde luego es totalmente positivo que México deje de competir con mano de obra barata. Habrá que buscar productividad, pero no basado en el bajo costo de la mano de obra. Así quedó con el mecanismo de paneles. Si Estados Unidos tiene sospechas que alguna empresa mexicana violan los derechos de trabajadores mexicanos, podrá reportarla. El lado malo, la carga de la prueba recae en empresas mexicanas, es decir, de inmediato se les considerará culpables. El riesgo es simple: los estadunidenses podrían abusar del mecanismo y convertirlo en un instrumento proteccionista contra empresas mexicanas. Ahí Luisa María Alcalde y la Secretaría del Trabajo, tienen mucho trabajo.

 

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