Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

10 Feb, 2020

¿Servirá de algo el gabinete para el crecimiento?

Es claro que el Presidente de la República está preocupado por la parálisis de la economía. Por eso formó el Gabinete para el Fomento de Inversiones y Crecimiento Económico y nombró como coordinador al jefe de la oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.

A dicho gabinete se integrarán, cuando menos, los secretarios de Economía y de Hacienda y se trataría de aplicar políticas públicas a favor del crecimiento para crear un clima que fomente las inversiones.

El primer obstáculo para dichos trabajos lo ha dibujado Alfonso Romo, quien hace unas semanas confesaba que “el Presidente me hace el mismo caso que mi mujer: nunca”.

Hay muchas tareas prioritarias para el Gabinete para el Crecimiento. Así nomás para abrir boca, deberán convencer al Primer Mandatario de que guarde en su pecho las expresiones que desalientan la inversión, como las ocurrencias de la rifa del avión o la de quitar los puentes.

El año pasado la inversión cayó 8% y fue, precisamente, el resultado de acciones y expresiones del propio Presidente de la República. En esencia, los inversionistas ya se dieron cuenta que a López Obrador no le gusta la inversión privada.

No le gustó verla en la construcción del NAIM, por eso la canceló y reemplazó por el aeropuerto de Santa Lucía, cuya construcción encargó al ejército. No le gusta que las empresas ganen dinero y por eso habla de “utilidades razonables”. No le gusta que participen en el sector energético y por eso canceló las rondas petroleras y de Certificados de Energía Limpia. No le gusta que sean las únicas que provean internet y por eso plantea una paraestatal que también brinde ese servicio.

¿Serán capaces los miembros de este gabinete de cambiar acciones y declaraciones del Primer Mandatario que atentan contra la confianza de los inversionistas?

Y si eso es lo primero, lo segundo debería ser reactivar el sector de la construcción, el cual el año pasado sufrió un desplome de 11%. Pero eso supone recanalizar recursos públicos a infraestructura o, cuando menos, definir, a toda prisa, un programa de mantenimiento carretero u obras de buena envergadura en los Estados, de tal manera que las empresas tengan trabajo y flujo de dinero.

El problema es que, probablemente, eso supondría reducir recursos a los programas prioritarios del Primer Mandatario, lo cual se ve casi imposible.

La realidad es que estos gabinetes para enfrentar emergencias, como la falta de crecimiento económico, generalmente no funcionan.

Se supone que todo el gobierno es el que debe emprender acciones. De poco sirve que un equipo quiera ir por un rumbo y el resto del gobierno siga con su misma dinámica, la que creó el problema.

En el caso actual de México, quien más debe modificar pensamiento y acciones es el propio Presidente de la República, lo cual se ve complicado.

Ya pasó la tercera parte del primer trimestre y nada ha cambiado. Si las cosas siguen así, terminará con cifras negativas. Habrá que dar oportunidad para que en el segundo trimestre algo se vea.

 

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