Hay que felicitar a las personas que no han podido dejar de salir a trabajar

CIUDAD DE MÉXICO.- Desde la sana distancia hasta toques de queda, se busca evitar la propagación del coronavirus. En América Latina, los gobiernos de los países, exhortan a la población a quedarse en casa; el confinamiento y la cuarentena probablemente ayudarán a mitigar lo que parece no encontrar contención ni vacuna o cura con agilidad.

Sin embargo, la marcha no puede detenerse. El empresariado ha reaccionado con la implementación de planes de continuidad de negocio, estrategias donde se requiere de fuerza de trabajo para sostener las cadenas de producción, logística y servicios. Es aquí donde resurge el valor humano, la solidaridad y el compromiso.

Mientras se estima que siete de cada 10 personas se quedan en casa, porque su profesión o función en la empresa así se los permite, hay otros tres que permanecen en los centros de trabajo, fábricas o áreas de atención a clientes. No hablamos de los integrantes de la economía informal pues habría que dedicarles un espacio especial para la reflexión.

La epidemia llegó al continente americano, pero los servicios cruciales no han dejado de funcionar. El abasto de energéticos, telecomunicaciones, alimentos e insumos para hospitales y farmacias no ha dejado de fluir. ¿Cómo es esto posible? Sólo se explica a través de la valentía, la determinación y la disciplina de quienes más deben seguir las recomendaciones de higiene y sanitización.

Es en estas condiciones cuando más se requiere mantener la moral en alto y el compromiso bien afianzado. Todo lo que se promulga acerca de la satisfacción y la felicidad de los empleados, ahora debe cobrar más sentido.

Las estrategias y acciones deben ser veloces, inmediatas, exponenciales y, sobre todo, capaces de generar sentido de pertenencia, orgullo y el sentimiento de que formar parte de la organización tiene significado. La gente debe celebrar su participación en el desafiante proceso de la promoción de la salud y, por qué no, de cuidar y salvar vidas.

En este marco, los líderes deben ejercer su función con mayor esfuerzo y, ante todo, responsabilidad social empresarial:

Debemos preguntarnos quiénes son las mujeres y hombres que están en la línea de combate mientras los demás implementan el teletrabajo.
¿Sabemos cuál es su estatus de salud?
Más allá del termómetro que registra la temperatura corporal, ¿quién está midiendo el estado de ánimo de la gente?
¿Cuál es y será la forma apropiada para compensar y reconocer su decisión y esfuerzo?

No se puede ni debe dejar pasar más tiempo. Ahora, cuando se vive la crisis, es momento de recuperar los casos de éxito encabezados por quienes han dejado a sus familias en casa, para ir a trabajar mientras los demás pueden guardar sana distancia.

Cada compañía hará lo que está a su alcance, pero ¿qué tal si ponemos en marcha algunas iniciativas llevando los esfuerzos un paso más adelante? Considérense opciones como:

Hacer sentir el respaldo de la organización a quienes están en la primera línea, a través de mensajes y muestras de solidaridad de los líderes.
Reconocer a los trabajadores con distinciones y/o beneficios e incentivos extraordinarios.
Estudiar opciones de ayuda hacia la comunidad para impulsar orgullo y sentido de pertenencia.

Tanto líderes como Recursos Humanos deben tomar de la mano a estos campeones, recoger sus testimonios y compartirlos; llenar de orgullo las comunicaciones de la corporación, dentro y fuera de ella. Hay que gritar al mundo que nuestra fuerza de trabajo se entrega para que sigamos adelante más allá de la adversidad.

Autor: Alexander Ugaz, líder de Cuentas Multinacionales, M&A y director Oficina Monterrey Mercer México.