Lo que una empresa aprendió al obligar a sus empleados a tomar vacaciones

Nuestros sistemas de vacaciones no funcionan en lo absoluto
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Nuestros sistemas de vacaciones no funcionan en lo absoluto. Foto: Especial
Nuestros sistemas de vacaciones no funcionan en lo absoluto. Foto: Especial

Por Neil Pasricha y Shashank Nigam
Harvard Business Review

¿Alguna vez te has sentido exhausto en el trabajo después de unas vacaciones? No me refiero a la fatiga de lidiar con tu familia en Walt Disney durante una semana completa. Me refiero a que sabías, todo ese tiempo que caminaste por Epcot, que un mundo de trabajo te esperaba a tu regreso.

Nuestros sistemas de vacaciones no funcionan en lo absoluto. Así que no es de extrañar que el ausentismo siga siendo un gran problema para la mayoría de las empresas, con las nóminas salpicadas de permisos por enfermedad, incapacidad y estrés.

¿Ayudaría contar con más vacaciones pagadas? No necesariamente. De acuerdo con un estudio realizado por la Asociación de Viajes de Estados Unidos y GfK, una agencia de investigación de mercado, solo un poco más del 40 por ciento de los estadounidenses no planean tomar todas sus vacaciones pagadas.

¿Cuál es la solución? Vacaciones obligatorias, recurrentes y programadas.

Hace poco, en SimpliFlying —una empresa de estrategias de aviación con cerca de diez empleados, de la que uno de nosotros es presidente— colaboramos con un experimento para ver qué pasaría si obligáramos a nuestro equipo a tomar una semana libre programada cada siete semanas.

Las vacaciones eran totalmente obligatorias. De hecho, si los empleados se ponían en contacto con la oficina mientras estaban de vacaciones —ya fuera por correo electrónico, WhatsApp o cualquier otro medio— no se les pagaban las vacaciones.

Después de que el experimento estuvo en marcha durante 12 semanas, hicimos que los gerentes de la empresa calificaran los cambios en sus empleados. Resultó que la creatividad aumentó un 33 por ciento, los niveles de felicidad se incrementaron 25 por ciento y la productividad se elevó un 13 por ciento.

No hemos puesto a prueba los resultados en organizaciones grandes. Sin embargo, la pregunta es: ¿podría funcionar algo tan simple como esto en tu lugar de trabajo?

La retroalimentación constructiva sobre nuestro experimento nos permitió darnos cuenta de que:

EL CICLO FUE DEMASIADO FRECUENTE

Los empleados sintieron que una vez cada siete semanas era demasiado frecuente. Rediseñamos la política para que las vacaciones fueran obligadas cada ocho semanas.

ESCALONARLAS ERA IMPORTANTE

El trabajo caía en baches si había ausencias consecutivas en un equipo pequeño de proyecto. Revisamos la distribución para que nadie pudiera irse una semana justo cuando alguien más iba regresando de sus vacaciones.

Arregla tu sistema de vacaciones. Redundará en un trabajo mejor y más importante.

(Neil Pasricha, el autor de “The Happiness Equation”, es un escritor de éxitos de ventas, de acuerdo con la lista de The New York Times de los libros más vendidos. Shashank Nigam es el presidente de SimpliFlying)

© 2017 Harvard Business School Publishing Corp. 

Distribuido por: The New York Times Syndicate

*livm

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