Maricarmen Cortés

Desde el piso de remates

Maricarmen Cortés

17 Mar, 2021

CCE, ¿cambio de fondo?

Interesante el timing que escogió el CCE, que preside Carlos Salazar, para cambiar el logo que tenía —desde su creación, hace 45 años— porque la economía está muy lejos de recuperar los niveles previos a la pandemia; porque la vacunación avanza más lento de lo deseado; por la desigual recuperación a nivel sectorial y por el freno a las inversiones ante medidas adoptadas por el gobierno desde la cancelación del NAIM hasta la contrarreforma eléctrica y las presiones a los jueces que han otorgado suspensiones provisionales a empresas afectadas.

El nuevo logo color rojo sí es más bonito y moderno y Salazar aseguró que no es un cambio estético, sino de fondo, una nueva identidad que, entre otros objetivos, busca conectar con nuevas generaciones.

En realidad, uno de los grandes retos del CCE —desde su creación— es conectar con las empresas de menor tamaño que no se sienten siempre representadas por las cámaras empresariales que integran el CCE, que —desde su creación— sigue como un club muy cerrado a nuevos sectores.

Otro reto muy importante que sí está contemplado es una mayor inclusión y diversidad y ojalá así sea, porque —desde su creación— la únicas dos mujerers que han encabezado un organismo miembro del CCE son Sofía Belmar, presidenta de la AMIS, y Yeidckol Polevnsky, en la Canacintra, que, por cierto, tiene voz, pero no voto, en las elecciones de los presidentes del CCE.

En la coyuntura actual, con un gobierno como la 4T y un presidente como López Obrador, el sector privado necesita estar más fuerte y unido que nunca y ojalá, como dijo Salazar Lomelín, la “nueva identidad” sea realmente un cambio de fondo.

 

AMIIF, CUELLO DE BOTELLA EN COMPRAS CONSOLIDADAS

Por la gran desconfianza del presidente López Obrador y las sospechas de corrupción a todo lo que se hizo en administraciones anteriores, desde el inicio de su gestión decidió quitarle al IMSS la conducción de las compras consolidadas de medicamentos para dárselas, primero, a la Oficial Mayor de la SHCP, Raquel Buenrostro, y después, con un contrato de 130 mdd, a la UNOPS y al Insabi.

Las compras consolidadas han resultado un viacrucis no sólo para las empresas farmacéuticas, sino para hospitales y para los propios enfermos ante la escasez de medicamentos.

La Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), que preside Irma Egoavil, denunció que hay un preocupante cuello de botella porque, aunque ya se avanzó en las contrataciones, ahora las farmacéuticas no pueden entregar los medicamentos porque las reglas exigen que se entreguen a “operadores logísticos” designados, que serán los que, a su vez, los distribuyan en hospitales.

El problema es que el Insabi no ha entregado a estos operadores o distribuidores los lineamientos de recepción y resguardo no sólo de medicamentos de patentes y fuente única, sino de insumos prioritarios que representan ya el 20% de las compras consolidadas.

La AMIIF urge al Insabi a que dé rápida solución a este problema, pero no ha dado respuesta a los industriales y el riesgo que se corre es que se incremente este cuello de botella.

Las farmacéuticas piden que el Insabi les permita entregar directamente los medicamentos en hospitales y que se genere un programa de entregas para alinear a todos los involucrados en la cadena de abasto.

 

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