Maricarmen Cortés

Desde el piso de remates

Maricarmen Cortés

9 Jul, 2020

“Fallaron los pronósticos: no nos peleamos”

Finalmente, el viaje del presidente López Obrador a Washington resultó mejor de lo que muchos esperaban porque Trump fue muy conciliador y no hizo ninguna referencia a algunos de sus temas favoritos: la construcción del muro y los problemas migratorios. Trump resaltó la buena “amistad” entre México y Estados Unidos, las ventajas del T-MEC como si partiera de cero la relación comercial y no de 20 años del TLCAN, y hasta calificó de “fantástico, bello trabajo” el discurso de López Obrador, quien concluyó con tres “viva México” ni más ni menos que en la Casa Blanca.

Pero la frase que quizá marcará esta primera y a lo mejor última gira del presidente López Obrador al extranjero, en la reunión con empresarios de Estados Unidos y México, fue “fallaron los pronósticos, no nos peleamos, somos amigos y seguiremos siendo amigos”.

Aunque el saldo es positivo, hay desde luego bemoles porque una cosa es dejar fuera de los discursos los temas polémicos como la inseguridad, el muro, y el maltrato a los migrantes y otra muy distinta es que en la Casa Blanca López Obrador haya agradecido a Trump que siempre no haya tratado sin agravios, con respeto y comprensión.

Desde luego no es cierto. Trump ha insultado no una, sino varias veces a los mexicanos desde su campaña en 2016, como bien reconoció el candidato demócrata Joe Biden en su cuenta de Twitter. Y durante los más de dos años de negociaciones del T-MEC que no hay que olvidar se concluyó en la administración anterior Trump amenazó no una, sino varias veces con salirse o denunciar el TLCAN y con imponernos aranceles a todas las exportaciones, lo que obligó al canciller a Marcelo Ebrard a viajar a Estados Unidos y aceptar enviar a la Guardia Nacional a la frontera sur para frenar la llegada de migrantes centroamericanos a Estados Unidos.

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ÉNFASIS, EN T-MEC

Tanto el presidente López Obrador como Trump centraron sus discursos en las ventajas del T-MEC, que fue la razón principal de la reunión a la que no quiso asistir el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

Aunque, finamente, y qué bueno que fue así, se invitó a la Casa Blanca a una decena de destacados empresarios mexicanos y estadunidenses, sí hubo un desaire a los dirigentes empresariales que fueron clave en la negociación del T-MEC y trabajaron estrechamente con las secretarías de Economía y de Relaciones Exteriores.

Quien reapareció públicamente es Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, quien tendrá que realizar esta operación cicatriz con los organismos empresariales, que serán fundamentales en el aterrizaje del T-MEC en los dos temas que, precisamente, destacó López Obrador como principales cambios en el tratado: la mayor integración regional y la reforma laboral.

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CAUTELA DEL CCE

El CCE, que preside Carlos Salazar, señaló en un comunicado que el T-MEC “puede abrir oportunidades de inversión” si se garantiza certidumbre jurídica y se genere confianza. Y alertó que hay riesgos como la estacionalidad en exportaciones agrícolas, y la falta de claridad para garantizar el correcto funcionamiento de cadenas regionales de valor e inversión.

 

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