Maricarmen Cortés

Desde el piso de remates

Maricarmen Cortés

27 Jul, 2022

Germán Larrea: ¿caballo negro en compra de Banamex?

En medio del hermetismo que sigue guardando Citi, que encabeza Jane Fraser, sobre la venta de Banamex, crece la información en radio pasillo y tras descartar oficialmente a Santander, también pululan las apuestas sobre cuál será el grupo mexicano que se quedará con el banco más longevo de México, con la que quizás es la marca más importante en el sector financiero.

Los momios siguen favoreciendo a Banorte, de Carlos Hank González, por la sinergia que tendrá al comprar Banamex, porque es un banco mexicano, aunque con una mayoría de accionistas extranjeros y porque el presiden­te López Obrador se ha referido varias veces a Banorte como el mejor banco de México y está agradecido porque, en 2006, cuando perdió las elecciones por la Presidencia, Roberto González Barrera, entonces presidente del Conse­jo de Administración, y a quien se refiere como un verdade­ro amigo, lo apoyó abriendo una cuenta para la asociación civil que creó para financiar su movimiento político.

Los otros tres postores son Daniel Becker, presidente de Mifel y de la ABM, quien dice que tiene el apoyo no sólo de importantes miembros de la comunidad judía, sino tam­bién de bancos extranjeros; Carlos Slim Helú, de Inbursa, que, según se afirma, no está dispuesto –como nunca lo ha estado– a pagar un precio muy elevado por Banamex, y Gru­po México, de Germán Larrea, quien es el único postor que no tiene banco, por lo que cumpliría dos de las demandas de López Obrador: ser un grupo mexicano y no despedir al personal.

PEDRO ASPE Y JAVIER ARRIGUNAGA

A Larrea se le menciona ya como “el caballo negro”, no sólo porque también es un empresario cercano a López Obrador, aunque a la malagueña le quitó ya el Tren Maya sin ninguna justificación real ni incumplimiento por parte de la empresa.

Lo que también trascendió es que Larrea contrató a dos asesores de lujo y con amplísima experiencia en el sec­tor financiero: Pedro Aspe, exsecretario de Hacienda con Salinas de Gortari, y a Javier Arrigunaga, exdirector de Banamex, exdirector del Fobaproa, y actual presidente de Aeroméxico.

Aspe estuvo al frente de la privatización de la banca, y entre sus logros está haber bajado la inflación que llegó a 157 por ciento, en 1988, a 7 por ciento, en 1994, aunque una de sus grandes fallas, de él y de Salinas de Gortari, fue negarse a devaluar el peso, lo que –junto con los errores de diciembre de su sucesor, Jaime Serra Puche, hoy pre­sidente de BBVA– propició la crisis financiera de 1995, que se tradujo en una severa crisis hipotecaria por el alza en las tasas de interés, y el quebranto de los bancos privatizados que cambiaron todos de dueño, a excepción, por cierto, de Banamex, que sobrevivió, aunque después, en 2001, se vendió a Citi sin pagar impuestos porque se realizó a través de la BMV.

Raquel Buenrostro, jefa del SAT, ya aseguró que ahora sí se tendrán que pagar impuestos por la compra de Banamex.

CONCENTRACIÓN O DIVERSIFICACIÓN DE BANCOS

Un factor que tendrá que definir al comprador de Bana­mex es si las autoridades financieras quieren un megabanco mexicano que, con Banorte, sería mucho más grande que BBVA, Santander y HSBC, o generar mayor competencia con un nuevo jugador de menor tamaño como Grupo México, o fortaleciendo a Mifel o Inbursa.

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