Maricarmen Cortés

Desde el piso de remates

Maricarmen Cortés

26 Abr, 2019

Ventana de oportunidad para T-MEC

Moisés Kalach, Coordinador del Consejo Consultivo de Negociaciones Estratégicas del CCE, quien se define a sí mismo como optimista, confía en que el T-MEC se ratifique en Estados Unidos en mayo o junio. Explica que se abre una ventana de oportunidad antes de que termine el actual periodo de sesiones, que sería lo ideal para México porque, en septiembre, el tema electoral será un factor de mayor peso para la aprobación del T-MEC.

Su optimismo se basa, por un lado, en el análisis sobre el impacto económico del T-MEC en la economía de EU, que realizó la semana pasada la Comisión de Comercio Internacional y que destaca la creación de 176 mil nuevos empleos en el transcurso de 5 años y un crecimiento del PIB de 0.35%. Considera, por otro lado, que tanto demócratas como republicanos están a favor de aprobar el T-MEC. En el caso de los demócratas, porque una de sus exigencias es la promulgación de la reforma laboral mientras que para los republicanos hay logros como las más estrictas reglas de origen en el sector automotriz. Kalach reconoce que el sector automotriz dejará de ser el motor de las exportaciones de México pero habrá otros sectores que se beneficiarán como el agropecuario, y las industrias aeroespacial y de alta tecnología.

RUBIN, TAMBIÉN OPTIMISTA

Por su parte, Larry Rubin, representante del partido Republicano en México, coincide con la visión optimista de Kalach en cuanto a la aprobación del T-MEC antes de que concluya el periodo ordinario. Asegura que la administración Trump y los congresistas republicanos, al igual que las grandes empresas que cabildean en forma intensa, apoyan el T-MEC. Descarta que temas como el de Venezuela puedan afectar la ratificación.

DESAPARECEN LAS ZEE

El presidente López Obrador decidió terminar con las Zonas Económicas Especiales, porque –dijo evidentemente sin presentar ninguna prueba– “hicieron negocios, compraron terrenos y no se benefició en nada”. El proyecto de las ZEE lo impulsó Peña Nieto en septiembre de 2017 y el objetivo era apoyar el desarrollo regional principalmente del sureste, que, paradójicamente, también busca López Obrador con sus dos proyectos prioritarios: el Tren Maya, y la refinería en Dos Bocas, Tabasco.

Las ZEE, que fueron creadas por decretos presidenciales de Peña Nieto, eran las de Salina Cruz, en Oaxaca; Progreso en Yucatán; Puerto Chiapas, en Chiapas; Lázaro Cárdenas en Michoacán, y Coatzacoalcos, en Veracruz.

Lo que se buscaba con las ZEE era otorgar estímulos fiscales y laborales que detonaran la inversión, crecimiento de empleo y desarrollo de infraestructura, como ha sucedido en forma muy exitosa en otros países como China e Irlanda. Desafortunadamente, las ZEE no pudieron avanzar en forma rápida y, aunque Gerardo Gutiérrez Candiani (quien estuvo al frente) aseguró que había ya inversiones por más de 6,000 md, nunca difundió ni el nombre de las empresas ni el de proyectos que no pudieron concretarse por problemas de trámites burocráticos, y por el cambio de gobierno. Las ZEEs, dijo López Obrador serán sustituidas por “proyectos de desarrollo”.

 

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